El Diario de Álava

27.09.2024

(Andanzas de un teniente de Caballería en su primer destino: el CIR de Vitoria)

Por Rafael López Carrillo

Campamento de Araca 1965. Fotografía publicada por el Correo de Álava
Campamento de Araca 1965. Fotografía publicada por el Correo de Álava

1976

30 de septiembre

En Vitoria no hay en qué echar los calzones. Casi me dejo la mitad de mi primer sueldo en la montura que me he comprado en el "Valenciano" y resulta que la tengo muerta de risa en el repostillo de la compañía. Está sobre un caballete, engrasadita y bien tapadita, allí puede criar champiñones visto lo visto.

Por lo menos en Pucela teníamos unos "penquitos" y estaban en el Pinar. En primavera y otoño, con la humedad, los cortafuegos eran unos galopaderos de primera y no comías polvo. Soltabas la cara y los caballos se estiraban como galgos. Siempre había algún tronco o alguna leñera para dar un pingo.

5 de octubre

Esto es un pueblo, Valladolid a su lado parece Hollywood. Tiene una calle, Dato, que arranca en la estación y sube recta hasta el centro. Hay un barrio viejo arriba, bastante cochambroso, donde lo único que puedes hacer es inflarte a vinos; te los sirven en una especie de cafetera blanca como las de las películas del oeste. Y poco más.

Solemos ir a un pub que se llama HF en una bocacalle de Dato. Por allí asoman las niñas bien de la ciudad, muy sositas, pero alguna mona. También hay un cine, el Gasteiz (por cierto, le pregunté a una de esas niñas qué significa y ni idea); la programación es mala de solemnidad.

11 de octubre

Recuerdo del Remplazo de 1968. CIR 11
Recuerdo del Remplazo de 1968. CIR 11

En Gamarra hay sólo dos batallones, el cuarto y el quinto, separados del resto que está en Araca. Cada batallón tiene dos compañías. Somos cuatro tenientes de la promoción los que mandamos las cuatro compañías, pues no hay capitanes. No me extraña, aquí no quiere venir nadie.

Nos llaman "teniente comandante"; la mía es la 41. Tengo trescientos reclutas que hay que desbravar. Nos han llegado hace cuatro días y había que verlos antes de raparlos y vestirlos. Lo peor son los canarios; tenemos que ponerles una vigilancia toda la noche porque siempre intenta alguno cortarse las venas o simularlo, para que le den de baja sicológica. Los canarios han llegado esta mañana en un autobús que aparcó en mitad de la explanada desierta; encima había un poco de niebla y el día estaba realmente feo. Hacía un frío pelón. Y va Pepo, el de la 52, que estaba de servicio, y los recibe dando órdenes con esa voz de cazalla que tiene, el pistolón al cinto y en mangas de camisa estilo legía, remangada a tope y abierta hasta el cuarto botón. Comprendo que se quieran morir.

Mañana la Hispanidad.

15 de octubre

El panorama en Gamarra es peor de lo que imaginaba. Lo que al principio parecía bueno (me libraba de un capitán "pisahormigas") resulta que es una faena. Trabajo todas las horas, hay que mover una compañía y no tienes a nadie que te eche un cable. Trescientos tíos a los que hay que enseñar hasta cómo atarse las botas y sólo cuentas con un alférez y un sargento de IMEC, que no saben nada, y una peña de auxiliares, tropa veterana más resabiada que el caballo de un picador, acostumbrados a ir por libre.

El otro día tuve que arrestar a un cabo porque estaba mandando orden cerrado a su pelotón sentado en el suelo, será abusón. Lo mandé siete días al calabozo, ahora tengo uno menos.

19 de octubre

Ayer tuvimos ejercicio de tiro con FUSA; llevábamos una semana preparando las armas. Hay doscientos noventa cetmes en revista y el estado era lamentable: desajustados, ánimas oxidadas, guardamanos rotos, cantoneras desprendidas, portafusiles deshilachados, todo un poema.

Las líneas de tiro son de cincuenta, están casi hombro con hombro, pero es la forma de sacar adelante la práctica, porque el tiempo concedido a cada compañía es limitado, aún no has acabado y ya viene otra detrás empujando. Lo peor es el invento de la teja, una placa de hierro que se encaja encima de la recámara y evita que las vainas, que salen abrasando, le salten el ojo al de al lado.

Nadie está preparado para esto, menos aún los chavales que no han pegado un tiro en su vida. El ejercicio era cuerpo a tierra. Cuando empezó la fiesta (cincuenta fusiles disparando a la vez y las vainas golpeando esa dichosa chapa de hierro), el ruido era ensordecedor, para estar allí. Quince tíos levantando el brazo por incidencias. Lo peor, alguno que se vuelve con el cetme apuntando porque se le ha encasquillado; en este caso, la orden es tajante; el auxiliar, que le pille más cerca, se tira encima del tío antes que mate a alguien. Aparte del golpe que se lleva, una semanita de imaginaria ya tiene dueño.

Y yo manteniendo el tipo como si estuvieras en un desfile.

Reclutas en prácticas de tiro. Años 80
Reclutas en prácticas de tiro. Años 80

20 de octubre

El comandante jefe del cuarto batallón es un tipo desagradable. Es fácil encontrarlo, porque siempre está en el bar. El comandante F es pequeño y renegrío, el típico jefe que no quiere oír problemas. Un "buscatelavidaynomejodas", pero que si le comprometes te puede hundir. No resuelve, pero deja hacer.

Con tanta libertad de acción, al final, terminas haciendo lo que te da la gana. Ayer se me ocurrió probar el estado de forma de la gente. Por la mañana, después del desayuno, mandé formar toda la compañía en traje de deporte. No estaba en el programa, pues a esa hora tocaba Formación Moral, las famosas fichas rosas.

De tres en fondo salimos al trote y recorrimos las lomas que rodean el campamento. Al cabo de media hora, mandé alto arriba de una larga cuesta y me volví, sólo me seguían tres. Ladera abajo, había un reguero de gente en pantalón corto; unos vomitaban en la cuneta, otros estaban tumbados sobre el camino y la mayoría subía andando, cabizbajos. Tardamos veinte minutos en reunir la compañía.

Instrucción en CIR 11. Año 1966. Foto El Correo de Álava
Instrucción en CIR 11. Año 1966. Foto El Correo de Álava

25 de octubre

No se puede salir con Pepo, siempre da la nota. Creo que le gusta ir de tremendo para llamar la atención. Hemos cenado en un restaurante que nos recomendaron en el HF, especialidad besugo al horno. También venían Felipón de la 42 y Fito de la 51. Cuando hemos pedido el primer plato, Pepo va y dice que le traigan, no una ración, sino un besugo entero. De segundo pide otro besugo y otro a los postres. Se los ha zampado el muy animal. Para entonces ya lo sabía todo el restaurante y el tío encantado de conocerse, qué bobo. Es buena gente, pero me saca de quicio con sus bravatas.

31 de octubre

Lo normal es que, durante los tres meses de campamento, los reclutas estén confinados en el cuartel, pero al coronel del CIR se le ha ocurrido dar paseo a toda la tropa. Cada domingo a un batallón. En vez de los de Araca, siguiendo el orden natural, ha empezado por Gamarra. Hoy ha salido el cuarto. En realidad, era un ensayo, a ver qué tal. Lo hemos echado a dedos Felipón y yo y me ha tocado la vigilancia de plaza. El comandante F me recordó por teléfono que no quería problemas.

Después de pasar revista de uniformidad, como si fueran a una parada, los he embarcado en camiones (han tenido que hacer tres viajes) y los he ido soltando en la plaza de la Virgen Blanca. No serían menos de cuatrocientos. La ciudad se ha llenado de repente de soldados que se movían en tropel por las calles, sin rumbo. Al principio muy en silencio, luego llegaron las voces y los cánticos. He visto dos grupos, serían los más tontos, que, al encontrarse en un cruce de calles, han montado una gran algarabía, como niños. Al final la mayoría ha terminado en el barrio viejo. Ha habido alguna pelea con personal civil y poca cosa más. Pasadas dos horas los camiones, que esperaban en la misma plaza, los han devuelto al CIR. Volvían cansados, algunos borrachos y la mayoría aburridos de dar vueltas.

Sin novedad mi comandante.

Reclutas con el uniforme de paseo. Blogg Fotos antiguas de IBI.
Reclutas con el uniforme de paseo. Blogg Fotos antiguas de IBI.

8 de noviembre

Me he encerrado con el alférez en el despacho y le he amenazado con arrestarle de forma demasiado expresiva. El tío, en vez de hacerse valer como oficial, se ha arrugado como un recluta. Ha sido tan humillante que no creo que vaya con el cuento a nadie, si canta me podría caer un buen paquete.

La cosa viene de lejos; es el típico enchufado de buena familia que cree que tiene las espaldas cubiertas. Con el pretexto de vivir en la ciudad, en vez de la residencia del CIR (en casa de un pariente marqués de no sé qué), llega tarde casi todos los días a la revista de la mañana. No se ocupa como debiera de las cosas que le encargo, siempre con excusas de mal pagador o descargando la responsabilidad en el de abajo, un desastre. Imagina que tiene bula porque el coronel, que es un snob, le distingue con sus ridículas atenciones. Espero que se ponga las pilas.

A veces pienso que no soy mejor que él.

14 de noviembre

Donde te la juegas, más que en una carga a sable, es en el lanzamiento de granadas. Es la PO1 y debe estar diseñada por un hijo de su madre, fuego amigo enlatado como diría aquel. En esto, la psicosis es general. A pesar de llevar varios días entrenando con las de madera, la gente no acaba de asimilar un método de lanzamiento que es ridículo; con los brazos estirados en cruz, el izquierdo que apunta y el otro que lanza, basculando. Pero es lo que se espera que hagan. Al comandante se le ve nervioso y ¡oh milagro! supervisa los ensayos metiendo más presión a la gente con su vocingleo.

Mañana es el día D.

15 de noviembre

La jornada ha cumplido por desgracia con las expectativas. Es una tradición que el mando de la unidad esté a pié de obra junto a cada lanzador. He ocupado el foso de lanzamiento y han desfilado por mis manos unos doscientos tíos, la mayoría muy asustados, como si llevaran en las manos una bomba de relojería. La última sección se la he dejado al alférez, que no estaba avisado. Ha tenido un pequeño percance por una granada que se ha quedado corta; unas cuantas esquirlas en la espalda al cubrirse, pero sin grandes consecuencias. Hoy se ha ganado el sueldo.

Peor parado ha salido un teniente de Araca, de la compañía 22, y el recluta que lanzaba. La granada ha rebotado en el parapeto y caído dentro del foso; al intentar sacarla fuera, ha estallado en el aire y les ha pillado a los dos. Dicen que están graves.

Gajes del oficio.

16 de noviembre

El teniente parece que puede perder un ojo, el recluta está grave.

19 de noviembre

Cuando quiero conocer de primera mano el ambiente que se respira en la compañía me acerco al repostillo y le pregunto al cabo encargado. Es un maestro que pidió varias prórrogas para acabar magisterio y ahora está cumpliendo su mili (lleva medio año y le quedan nueve meses por delante). Me gusta hablar con él, es un extremeño sereno y culto, que se dirige a mí con respeto, pero con la dignidad del que se sabe igual.

Cuando entras en sus dominios, te sorprende la pulcritud con que están ordenadas las viejas y pobres prendas que allí se almacenan: capotes, correajes, ponchos, jerséis. También hay mantas y jergones de repuesto, cargados de historia militar "Cada cosa su acomodo y acomodo para cada cosa", le gusta decir.

El cabo R, mi mejor hombre sin duda.

Capilla CIR nº11. Foto El Correo de Álava
Capilla CIR nº11. Foto El Correo de Álava

20 de noviembre

Hoy misa aniversaria por Franco en el campamento. He visto incluso lágrimas. Había una señora de luto con peineta y todo; creo que era la mujer de mi comandante. El recluta de la granada ha muerto en el hospital de Burgos.

24 de noviembre

Ha venido a vernos, con su peculiar uniforme, el comandante V, jefe de los Miñones. Es de Caballería, de la XVIII. Siempre que hay una incorporación de oficiales al CIR se reúne con los del Arma. Fito y yo hemos estado charlando con él; se nota muchísimo que añora la vida de regimiento entre compañeros. Sabe que está en un nido de avispas, más en esta época extraña; pero él es de la tierra, igual que su mujer, por no hablar del sueldo de jefe de la Policía Foral, que triplica el de militar. No puedes tenerlo todo.

Creo que el matrimonio es un error en esta profesión; por lo menos antes de los cuarenta, pues te obliga a afincarte en un sitio y acabas cogiendo cualquier destino que salga con tal de no moverte.

27 de noviembre

El Gordini parece nuevo. Se lo llevé al brigada especialista de los talleres en Araca. Me dijeron que allí te lo ponen al día y que todo el mundo lo hace; luego pagas los gastos de material y una propina para los mecánicos y tienes un coche casi para estrenar. El brigada P es el jefe de taller, un hombre simpático y afable, alavés de pura cepa. Se nota nada más verle que es un buen tipo, orondo y de cara colorada, de los que les gusta el vino. Me dijo que no me preocupara, que le iban a dar la vuelta al coche, motor, frenos, neumáticos, chapa y pintura y todo lo demás. Cuando he ido a pagar casi me entra la risa; me ha costado menos de un cuarto de la montura del "Valenciano", total para no usarla. Lo que son las cosas.

4 de diciembre

Me han presentado a Pituca. Ha sido en el HF. Es muy pija, pero simpática; no es lo que se dice guapa, pero tiene "estilillo". Resulta que monta y su padre, que está amenazado por ETA y vive en Burgos, es muy aficionado. Tienen caballos en una aldea cerca de la ciudad, donde suelen ir los fines de semana. Me he comprometido a acercarme el miércoles que es fiesta, así les echo un vistazo. No quiero hacerme ilusiones, pero menos es nada.

6 de diciembre

Los consejos de guerra a los Testigos de Jehová han sido un paripé; sabíamos de antemano lo que les iba a caer. Me dan pena esos cinco tíos, pero hay que reconocer que los tienen bien puestos. Se han pegado casi dos meses en el calabozo con la ropa que traían, sin dar medio problema y luego han afrontado el juicio, como si no fuera con ellos.

Cuando el togado nos reunió a los cinco tenientes nombrados abogados de oficio, quedó claro que, hiciéramos lo que hiciéramos, les iban a caer cuatro años en un penal militar por insumisión. El mío es un tipo tímido y educado, trabaja en una ferretería con su padre y no sé si es muy consciente de a que se enfrenta. En los quince minutos que duró nuestra conversación, le hice entender que si rectificaba y consentía en vestir el uniforme tan sólo le caería un correctivo, que ya estaba cumplido con el tiempo que lleva de calabozo, pero se negó.

Todo ha sido muy rápido. Haces un pequeño alegato y dices la frase mágica: elevo a definitivas mis conclusiones provisionales y eso es todo. Al ponerme en posición de firmes, para escuchar la sentencia junto con mi defendido, me llevé la mesa por delante con la empuñadura del sable, de opereta. Después de mí, le tocó el turno a Felipón, que, en su alegato, no hacía mas que repetir, los Testigos de "Génova" para arriba, los Testigos de "Génova" para abajo, hasta que el coronel del tribunal le ha tenido que llamar la atención ante el cachondeo general.

A los cinco chavales ya se los han llevado a Cartagena.

8 de diciembre

Los que teníamos en Valladolid eran pura sangres comparado con lo que hay allí. El plantel lo constituyen dos caballos "medianitos", ya en años, un potro algo tosco a medio poner y una yegua preñada de seis meses. Toda la instalación es de circunstancia. En medio de un pequeño prado cercado, está lo que llaman cuadra, un cobertizo abierto, con más mierda que un capacho, y unos separadores. También hay una caseta que sirve de guadarnés, donde tienen dos monturas del Ejército, en buen estado, pero un poco secas y con alguna costura abierta, y una silla de amazona que debió ser de una bisabuela. El encargado es un aldeano que cree que trata con vacas. Tienen afición y voluntad, pero saben muy poco de equitación

Estaban el padre, que se había acercado desde Burgos para conocerme, la madre, una señora muy distinguida, que siempre tiene un cigarrillo en la mano, y dos hermanos más pequeños, de catorce y doce años. Me han recibido como agua de mayo. Les he indicado algunas cosas elementales y me escuchaban como si hablara el oráculo. Por algún comentario de la madre, deben pensar que un oficial de caballería es el portador de no sé qué esencias perdidas o algo así. El caso es que me siento obligado a echarles una mano y la verdad, no tengo nada mejor que hacer.

Yeguas pastando
Yeguas pastando

12 de diciembre

El sitio donde tienen los caballos se llama Otazu, a unos diez kilómetros de Gamarra. He hablado con el encargado de algunas cosas que había que mejorar; entre otras la limpieza y creo que no le ha sentado muy bien. Luego les he dado clase a los tres hermanos con los caballos y la yegua. A Pituca, como faltaban monturas, le he dejado la mía. Mientras, he soltado al potro en el prado para que se mueva a su aire.

Montan muy corto y sobre las rodillas; el estribo hasta el hondón y las punteras mirando a las orejas, como en los viejos tiempos. No quiero corregirles demasiado para no confundirlos, pero tienen que cambiar algunas cosas. Les he hecho alargar un par de puntos la acción de estribos, calzarlo a mitad de suela para bajar los talones y ceñir la pantorrilla.

Los padres me han rogado que montara el potro y lo fuera enderezando porque les da miedo que se suban los chicos. Yo encantado de la vida.

15 de diciembre

Orden cerrado y más orden cerrado para preparar la jura de bandera; es todo lo que hacemos desde el lunes y lo que te rondaré morena. A partir de mañana, ensayo general en Araca, menos mal que la cosa es cada tres meses. Lo que peor sale es el armen y el envainen armas. Como un solo hombre, se desgañita el comandante, pero esto no es el ejército soviético y las cosas salen de aquella manera.

Los grandes desfiles son una costumbre que hemos heredado de los franceses; ni los ingleses ni los americanos lo hacen y eso que se ahorran. Además, aquí hacemos algo que complica más el asunto, el fusil sobre el hombro, que no hay manera de unificarlo y siempre es una chapuza. Luego está el braceo, que sale de pena, pero resulta vistoso con los guantes blancos y es lo que se persigue.

Desfile en el CIR nº11 de Vitoria. Años 70
Desfile en el CIR nº11 de Vitoria. Años 70

17 de diciembre

Cuando saco un rato, cojo un bocadillo y me acerco a la hora de comer para montar el potro. Llevo mi montura en el coche, pues no la quiero dejar allí, porque no me fío del encargado. He ido ya tres veces entresemana para estar sólo. El "Pampero", vaya nombre feo, es un alazanito, cordón corrido y calzado del pié derecho. Es pastueño, pero tiene hechuras y, cuando se haga un poco, será un buen caballo para el campo, porque saltar no creo que salte. Se deja manejar, aunque anda un poco alterado por la mala doma que le habrán hecho, vete a saber dónde. Con él voy despacio, sin atosigarlo, que se vaya confiando, total no tengo prisa.

19 de diciembre

Gracias a Dios ya ha pasado todo. La jura de bandera es como una maratón, pero con fanfarrias y armamento.

Hemos comenzado a prepararnos a las ocho de la mañana para llegar a un acto que empezaba a las doce. Una revista detrás de otra. Primero la pasan los mandos de sección, luego, yo he pasado revista a la compañía; a continuación, el comandante ha pasado revista al batallón. De allí nos hemos desplazado, cuarto y quinto batallones, a Araca, a la explanada central, donde nos ha pasado revista a los cinco batallones el coronel. Por fin, antes de iniciarse el acto, ha pasado revista a todo el campamento formado el general gobernador de Álava. Después misa de campaña y beso a la bandera, dos horas, y entre tanto, desmayos, vómitos y otras incidencias. Para finalizar, desfile de todas las unidades. Al romper filas y soltar la tropa para reunirse con sus familias, serían las dos y media de la tarde.

Jura de Bandera años 70
Jura de Bandera años 70

22 de diciembre

Estas Navidades no me muevo de Vitoria; a Barcelona no me apetece, además ya no tenemos casa; y a Melilla ni se me ocurre, quizás en verano. Podría acercarme a Zaragoza, donde Candela y Teo, pero me han dicho que igual venían en Semana Santa, así que ya los veré.

Con el potro no me aburro, ya salgo al campo por los alrededores del pueblo, aunque siempre por caminos o algún sendero. Aquí no hay campo abierto, está todo acotado, o son prados donde hay ganado o cultivos; el poco bosque que hay es muy apretado y no sirve para moverse. Los paisanos miran raro, por esta zona se ven pocos jinetes.

23 de diciembre

Hoy han estado todos en Otazu. He dado un pequeño paseo a caballo con los mayores por los sitios donde suelo moverme. A la yegua le hemos dado descanso. Luego, como hacía bueno, han preparado una merienda campestre con toda la familia y algunos familiares. Ha habido presentaciones, muchos elogios a mi labor con los chicos y esas cosas que me avergüenzan un poco, pero es gente cordial y educada y a nadie le amarga un dulce. Al final de la velada, la madre, a la que caigo especialmente bien, cuando se ha enterado que pasaba las fiestas en la ciudad, me ha invitado a comer en su casa el día de Navidad. No he podido negarme, pero noto como un lazo que se estrecha sobre mí.

25 de diciembre

Me he presentado con un ramo de flores y he aprovechado para estrenar el traje gris, que encargué el mes pasado en una sastrería de Dato.

La casa es una vieja villa en una zona de Vitoria que no conocía. Está en un paseo rodeado de árboles, donde hay varios palacetes y casas antiguas, algunas casi en ruinas. Un barrio que debió ser aristocrático y ahora un poco decadente, con ese descuido que lo hace más rancio.

El interior de la casa hace honor a lo demás, elegante, aunque un poco destartalada, donde todo cruje y ese cierto olor a madera y humedad. En el salón había un Belén enorme que todas las Navidades montan entre toda la familia, aunque el director de orquesta es el padre.

Hemos comido una cosa que llaman pencas y que son acelgas rellenas; de segundo, chuleta de buey y, de postre, natillas, todo buenísimo, con un tinto de la tierra estupendo; la verdad es que me estoy aficionando al vino de por aquí. En la conversación ha salido el comandante de Miñones que es medio familia de la madre. Durante el café hubo preguntas, un sutil interrogatorio del que he salido bastante airoso, con esa soltura que me sale no sé de donde, igual que la facilidad para adornar las cosas cuando hace falta. Creo que he aprobado con nota y me preocupa.

29 de diciembre

Sigo yendo a Otazu a las horas que sé que no va a haber nadie. Estoy ilusionado con el "Pampero", que empieza a ir en la mano, nada que ver con aquel potro deslavazado de hace dos semanas. He conseguido reunirlo un poquito al trote, aunque al galope todavía se desune y de vez en cuando hasta pierde los pies, el desgraciado. El problema es que no hay una pista como Dios manda para trabajar y me tengo que arreglar en una pequeña era a las afueras del pueblo.

Por la tarde he ido con Felipón, que también se ha quedado en Vitoria, a tomar unas copas al HF. Está pesadito con lo de Pituca, piensa que hemos empezado a salir y creo que se quiere desquitar por el cachondeo con su novia la "protofilia". Confieso que lo último que haría en la vida sería liarme con la hija de un profesor de la AGM y menos si se trata del "Cucharas".

1977

2 de enero de 1977.

Todavía me dura la resaca de la fiesta de Nochevieja en el HF. Mira que me sientan mal los cubatas de ron y no escarmiento. Acabo vomitando y con un "barco" de órdago. Felipón, sin embargo, bebe hasta que se cae y después se queda dormido, el animal. Lo tuve que llevar a la residencia en su coche; no me digas cómo llegamos con ese Morris que tiene, pues no sé manejarme con él. Menos mal que ya amanecía, porque no fui capaz de poner las luces.

Pituca va a por mí. Estaba en la fiesta y gracias a Dios se fue antes del lamentable espectáculo. Me persigue y se le nota mucho a la pobre; estuvimos bailando y me di cuenta que bebe los vientos por mí, como diría mi madre. Es un encanto, pero no me gusta y no quiero que se haga ilusiones, tampoco quiero aprovecharme. Por suerte, después de Reyes, empieza el curso en la facultad y tiene que volver a Pamplona.

4 de enero

Hoy guardia, se la estoy haciendo a Fito que está de permiso, ya se la cobraré. Vitoria en enero no puede ser más triste. El tiempo es oscuro y húmedo y hace mucho frío. He dado una ronda en el Jeep por un campamento completamente vacío y es desolador.

Pituca me llama por teléfono y no sé qué contarle; odio hablar por teléfono, esos silencios, esas frases tontas. Para que me dejara tranquilo, le he dicho que tengo una novia en Valladolid, aunque no es nada serio. Creo que se ha quedado pegada.

Encima ando pie a tierra desde el lunes; el potro se ha alcanzado y está cojo, es una faena. Necesita protectores y campanas de goma en las manos, pero en este pueblo no hay donde comprar nada. Cuando pasen estos días, a ver si me acerco a San Sebastián, me han dicho que hay una tienda de hípica donde tienen de casi todo.

5 de enero

Como tenía cargo de conciencia la he invitado al cine. En el Gasteiz echaban El largo adiós de Robert Altman; la película no está mal, aunque la novela es mucho mejor. A Pituca no le ha gustado, me ha dicho que no soporta las películas de crímenes. Luego se pasó toda la tarde mirándome con ojos de cordero degollado; la vi más fea, sin dignidad. Se va mañana a Pamplona, confieso que es un alivio.

8 de enero

Sin caballo me aburro como un hongo, casi estoy deseando que empiece el próximo llamamiento. Radio macuto dice que vienen capitanes a mandar las compañías, de los del Sáhara. Al menos es un cambio.

10 de enero

Los capitanes aún no han llegado, pero sí los reclutas. Son más que el llamamiento anterior. A la 41 se han incorporado trescientos veinte, algunos de ellos bastante talluditos. Para que no me cogieran de pardillo, esta vez puse a trabajar a la gente antes de la incorporación; además, le quiero entregar una compañía elegante al capitán que venga. Hace quince días le pedí al cabo R que hiciera una planilla de lo que hay en revista en el repostillo y hemos completado todo el material que faltaba. Algunas cosas las hemos comprado en Madrid, en el Rastro, con el fondillo de la compañía. Las ha traído el alférez, que es de allí, en su coche: ocho tahalís, seis ponchos, tres portafusiles, nueve cantimploras, incluso un trescuartos. Les he leído la cartilla a los auxiliares y creo que las cosas van a ir mejor. El alférez y el sargento han espabilado que da gusto.

Reclutas en la estación para su incorporación al CIR nº1. Años 70
Reclutas en la estación para su incorporación al CIR nº1. Años 70

15 de enero

Estoy buscando un herrador, porque el que les va no tiene mucha idea, sabe para calzar una mula. Me han hablado de un maestro brigada destinado en la batería de montaña de la DOT. Dicen que es bueno, pero jodido de trato; no me sorprende, todavía no he conocido a un herrador normal. Supongo que tendré que ajustarme en precio y esas cosas. Sólo lo quiero para el "Pampero" y el resto que siga con el de siempre, espero que no sea un problema. Éste lo pagaré yo.

22 de enero

Ya tengo capitán. Creo que va a encajar mal con el comandante. El capitán M, si pudiera, daba mañana un golpe de estado, pero de izquierdas, como los capitanes portugueses. Lo primero que hizo al llegar a Madrid desde El Aaiún fue pedirle al Vicario Castrense que le borrara de la religión católica porque él era ateo. De trato es cercano y relajado, pero a la vez muy resuelto. Le ha dado una torta a un recluta, por contestar al sargento, que lo ha puesto mirando al sol; luego se ha "cepillado" al sargento por consentirlo. Me da la impresión que nos llevaremos bien.

He hablado con el maestro herrador; es un andaluz amargado, destinado forzoso, que sólo piensa en volverse a Barcelona. Lo peor es que no le gusta trabajar, dice que está mal de la espalda, que ya son muchos años tirando de riñones. Me ha salvado que conoce a papá del depósito de Hospitalet, que todo el mundo le tenía un gran respeto al teniente coronel delegado de Cría Caballar, me ha dicho. Cada herraje cien pesetas y propina para el ayudante. Es carero de narices, pero no me queda otra.

27 de enero

Como ya hay jefe de compañía, me he pedido unos días de permiso; al fin y al cabo, las Navidades las he pasado aquí. La guardia que me toca se la come Fito. El capitán me ha dicho que me cogiera más días, pero con cinco me sobran. Tengo ganas de hacer carretera y probar el coche. La idea es ir a Zaragoza a ver a mi hermana, después subir a Pamplona, aunque aún no lo tengo decidido (Pituca me ha escrito, pero no sé si es buena idea ir a verla). También intentaré pasar por San Sebastián y comprar esas cosas para el caballo. Sobre todo, lo que tengo son unas enormes ganas de salir de este pocito que es Vitoria.

3 de febrero

Ha sido una paliza, pero me hacía falta. El coche ha ido como la seda, aunque no se puede viajar de noche, con esos faros amarillos no se ve un pijo. Cuando iba hacia Pamplona, ya oscurecido, me debí confundir por falta de visibilidad en un cruce después de Tudela y aparecí de madrugada en Logroño. En el fondo me alegré, está claro que no tenía que asomarme por allí.

Zaragoza me trae muchos recuerdos y, en casa de Candela y Teo, se está en la gloria. Me chocó, porque en la entrada han colocado un retrato de Marx, excentricidades de Teo supongo. Fue una velada larga, donde nos "cepillamos" una botella de wiski de malta entre los dos. Me quedé a dormir y, al final, fueron dos días. Recorrí un montón de sitios: la Salle, Gran Vía, el Cabezo, Mola (donde van desapareciendo las villas), el Pilar (La Seo sigue cerrada).

Con el despiste de las luces pasé un día en Logroño, que no estaba previsto. Me acerqué a Fuenmayor, Lardero y algún sitio más que no me acuerdo. Por cierto, cuando llegué a Logroño de madrugada, no encontraba donde meterme y me fui a la Comandancia de la Guardia Civil; me alojaron en unas habitaciones que tienen para oficiales.

El viernes pasé de largo Vitoria y me planté en San Sebastián; se me hizo largo sobre todo por deshacer camino ya conocido. Luego vino el puerto de Echegárate que lo cogí con lluvia. En un par de curvas pensé que me despeñaba al derrapar por la grava que levantan los camiones; una vez me quedé a medio metro del quitamiedos.

"Sanse" es otra cosa; la ciudad es preciosa, aunque la vi muy vacía. He dormido en la residencia militar de Loyola, muy cerca de la Hípica. Allí tienen unos caballos espectaculares; la mayoría PSI repescados de hipódromo. Hay un picadero cubierto y una pista verde de lujo, qué envidia. Me indicaron una tienda en la ciudad y he comprado también unas riendas de goma y una baticola, porque el potro es un poco cuesta abajo y desplaza hacia adelante. Al final, entre unas cosas y otras, me he gastado dinero.

Al salir ayer de vuelta no me acerqué a Lore-Toki y eso que pasé al lado, pero ya no eran horas.

7 de febrero

Menos mal que el capitán M es un tipo templado porque lo de hoy es para meterme en un castillo. Era saliente de guardia y me fui a la compañía. Estábamos charlando los dos en la mesa del despacho y distraídamente saqué la pistola para descargarla cuando se me escapó un tiro. La bala pegó en el suelo de terrazo debajo de la mesa y rebotó, entrando en la pared a unos dos palmos de la cabeza del capitán, sentado frente a mí. El ruido de la descarga retumbó dentro de la habitación y el olor a pólvora lo envolvió todo. Nos quedamos quietos, mirándonos. El cabo furriel abrió la puerta, asustado, y el capitán le gritó que la cerrara. Con enorme serenidad se levantó, abrió la ventana para ventilar y siguió hablándome como si tal cosa. No ha vuelto a sacar el tema.

10 de febrero

Ayer fuimos al tiro de fusil. El capitán M llevaba un foxterrier que le sigue a todas partes; es muy simpático, aunque a veces gasta malas pulgas. Era su primer ejercicio desde que tomó el mando de la compañía. Al producirse la primera descarga, el perro se pegó tal susto que salió despavorido del campo de tiro. Ya han pasado casi dos días y aún no ha aparecido.

14 de febrero

Escudo del GLC DOT VI
Escudo del GLC DOT VI

¡Me ha tocado el gordo! Resulta que necesitan un teniente de Caballería para el Grupo Ligero de la DOT, en Vitoria, y me han nombrado a mí con carácter eventual mientras no llegue nadie destinado. Fito está que trina; al ser más antiguo, le tendrían que haber designado, pero su compañía aún no tiene capitán y no podían prescindir de él.

Lo siento por mi capitán, que se queda sin subalterno, aunque sospecho que quizás se sienta más tranquilo, después que casi me lo cargo. Yo por mi parte estoy feliz; la rutina del CIR ya empezaba a pesarme. Para colmo sólo hay que ir al cuartel por la mañana y tengo toda la tarde para montar. Por supuesto seguiré viviendo en la residencia de Araca, es mucho más cómoda que las habitaciones del cuartel.

Todavía no ha aparecido el perro.

17 de febrero

Las AML que tenemos en el grupo; las llaman los sargentos autoametralladorascañón, cuando dan las teóricas, Son de fabricación francesa y el motor suena igual que una furgoneta Citroën, es como de broma. Se trata de unos blindados de ruedas un poco extraños. Las de noventa, que montan un cañón, tienen poca estabilidad porque llevan mucha torre para tan poco vehículo; a las de sesenta en cambio, que montan un morterito, les sobra chasis para tan poca cosa. Vienen muy baqueteadas del Sáhara y se averían continuamente. Aunque están pintadas de caqui en su interior, todavía conservan el color arena de Tropas Nómadas.

El capitán O, que manda el grupo (no hay comandante), es la antítesis de M. Es refinado, alegre, no le hace ascos a una buena copa y además es monárquico, todo lo que se espera de un oficial de Caballería. Montaba a caballo, aunque una mala caída le obligó a bajarse; se consuela con una moto de gran cilindrada.

Luego hay diferencia en el trato. El capitán O me llama por mi nombre de pila, como es habitual en el Arma, mientras que M lo hacía por mi apellido, con ese formalismo que gusta utilizar en Infantería. Creo que con éste también me puedo llevar bien si no la fastidio.

Autoametralladoras de Grupo DOT VI
Autoametralladoras de Grupo DOT VI

20 de febrero

Ya me he cambiado las hombreras caqui por las celestes.

Aquí hay mucha disciplina, pero el ambiente es más cordial que en el CIR; es verdad que todo es más fácil porque hay mucho suboficial y menos tropa, al fin y al cabo, son tripulaciones. El capitán dispone, el teniente ordena y el sargento ejecuta, esa es la cadena. La tropa va limpia y bien uniformada y cada uno conoce bien su trabajo. La mañana se pasa rápido con el adiestramiento de las tripulaciones y el mantenimiento de los vehículos, que piden mucho.

Ayer fuimos a tiro de cañón al monte Gorbea con las AML de noventa. Salimos muy temprano, todavía de noche, porque, aunque la distancia no es grande, "veintipico" kilómetros, la carretera es mala y estrecha y estos vehículos no pasan de treinta la hora. Atravesamos algunos pueblos con la consiguiente expectación. Están acostumbrados a ver pasar vehículos militares, sobre todo artillería, pero era la primera vez que veían estos aparatos. Uno de ellos se nos quedó en mitad de Zárate y otros dos pasados Marquina, pero el segundo escalón funciona que da gusto y los han sacado adelante. El tiro ha sido breve porque tenemos poca munición, pero lo importante era comprobar el nivel de toda la gente y el estado del material. Me he divertido mucho.

26 de febrero

El brigada herrador es un vago de narices; me he pasado una semana detrás de él para que se acercara a Otazu. La ventaja es que ahora lo tengo cerca, en el cuartel Sancho el Sabio, y puedo darle más la brasa. Al final ha merecido la pena, la verdad es que sabe. Le ha rebajado bastante, sobre todo los pies, donde iba muy largo, y corregido los aplomos; es un poco izquierdo del derecho, me ha dicho, y lo ha herrado con unas tapas más ligeras que lo que llevaba. El caballo va totalmente distinto con los zapatos nuevos. Tengo margen para tres meses hasta que vuelva a necesitarlo.

1 de marzo

El potro empieza a responder. Ayer me emocioné y le puse un tronquito que había cerca de la era. El tío, en vez de escaparse, lo encaró y dio un bote que casi me saca. Fue una sorpresa de las buenas.

Al llegar a la residencia me he encontrado al capitán M, me ha dicho que el foxterrier ha aparecido hecho un poema, flaco y sucio, pero vivo. Llevaba mising veinte días, a saber, donde habrá estado el chucho todo ese tiempo.

El día siete empiezan las maniobras de toda la Brigada DOT.

3 de marzo

Me he quedado al mando del Grupo Ligero por un día porque el capitán O se ha marchado a Bilbao, tenía una reunión en el Cuartel General para preparar las maniobras. Van a ser en el páramo de Masa. El lunes tenemos que embarcar las AML en tren hasta Burgos y, de allí, por carretera hasta Ubierna, donde nos concentraremos todos. Nunca hemos hecho un embarque en bateas. Mañana, que ya estará el capitán, vamos a hacer un ensayo en la estación de Vitoria. Hemos estamos preparando los calzos y las eslingas todo el día. A ver lo que sale.

4 de marzo

Casi se nos cae una AML de la plataforma. Los conductores se saben manejar en circunstancias normales, pero lo de subirse a un tren por una rampa y recorrer toda esa pasarela de bateas, hasta llegar a la que te corresponde, cuando el convoy esta en curva, es otra historia. Menos mal que lo hemos podido ensayar, si esto lo hacemos directamente el lunes no salimos.

No me puedo acercar a montar hasta la vuelta de maniobras, hay mucho que hacer incluso el fin de semana. Le he dicho al encargado que suelte el potro en el cercado unas cuantas horas cada la mañana, para que se mueva y que le quite las habas y le suba el heno, no quiero cólicos.

9 de marzo

Con las cónicas y el humo de las cocinas de campaña, desde lejos, esto parece un campamento indio. Los del "Garellano" de Infantería no paran con la corneta, como si estuvieran en el cuartel. No perdonan un toque, diana, izar, fajina, retreta, arriar, oración. Es como una excursión de la OJE. Aquí hay un montón de gente, Infantería, Artillería, Ingenieros y la COE, que siempre van dando la nota. No hacen más que tirarse de los camiones en marcha, haciendo el salto de la rana con el fusil en alto, vamos para partirse el cuello.

Hoy hemos hecho un tema táctico y mi capitán iba en vanguardia en misión de reconocimiento. Mi sección, por desgracia, la han dejado con el grueso, empotrada con la Infantería, haciendo funciones de seguridad. Me he aburrido como una ostra. Hemos estado parados casi todo el tiempo y he aprovechado para coger fósiles de amonites, los hay por todas partes.

Mañana vamos a ensayar tácticas de combate en población. En un brifing con todos los oficiales, el general ha dicho que este tipo de acciones es una hipótesis bastante real durante los próximos meses, dada la situación política. Que tenemos que estar preparados por si fuera necesario colaborar con las fuerzas de orden público.

11 de marzo

Ayer estuvimos jugando al pilla-pilla en un pueblo abandonado cerca de Sedano. Había dos grupos; el rojo, los malos, y el azul, los buenos. Se supone que había una guerrilla infiltrada en una ciudad, Bilbao, que habían provocado una huelga general o algo así y teníamos que neutralizarla. Las AML avanzaban rodeadas de elementos de infantería por las estrechas calles del pueblo, algunos soldados se han mareado por el humo de las tanquetas y ha habido que parar el ejercicio, aparte de que los motores se han recalentado un montón al ir tan despacio. No veo claro la utilidad de los blindados en este tipo de operaciones, aunque para eso están los de Estado Mayor.

Mañana nos volvemos a Vitoria.

14 de marzo

Me he cabreado en serio con el gañan del encargado porque hace lo que le brota. El potro está tieso, menos mal que no es una infosura, que fue lo primero que temí. Lo ha tenido encerrado todo el tiempo sin moverse y comiendo el mismo pienso que todos, lo contrario a lo que le dije. Creo que le he gritado y le irá con el cuento al padre de Pituca, pero me da igual. Mañana llevaré unas pacas de alfalfa y lo tendré unos días a dieta, suelto en el prado. Es lo que me ha recomendado el teniente veterinario, que se acercará conmigo a verlo. No aguanto esa actitud maliciosa y desconfiada del encargado, en el fondo aborrezco los pueblos y la gente de pueblo.

17 de marzo

Felipón me ha invitado este puente a su pedida de mano. Se me hace raro, pero ha insistido en que le acompañe. Creo que se avergüenza un poco de sus padres, que viven en un pueblo de Cáceres, y quiere compensarlo conmigo. Va a ser en Burgos, porque ahora el "Cucharas" está destinado allí en la Academia de Ingenieros. Hay militares que sólo saben ejercer de "protos". No me entusiasma el plan, pero agradezco la confianza de Felipón; la verdad es que estas Navidades, al quedarnos solos, hemos hecho buenas migas y eso que en la AGM nos llevábamos fatal, siempre me pareció un presuntuoso.

20 de marzo

La pedida ha sido incómoda al principio, con un Felipón nervioso vigilando cada movimiento y palabra de sus padres, dos personas bonachonas que han inculcado a su hijo lo mejor de su carácter. Yo cumplí con mi papel de relajar el encuentro; además, el "Cucharas" conoce y aprecia a papá porque coincidieron en la misma época en la AGM. La cosa salió más o menos airosa. Por supuesto me han invitado a la boda que será el mes de julio en Zaragoza; en la basílica de El Pilar nada menos. La madre de Miriam es de allí, igual que toda su familia, y es la que corta el bacalao.

23 de marzo

El potro va mejorando por días, ya incluso lo galopo a la cuerda. Espero subirme el fin de semana.

Felipón intenta aparentar lo que no es, aunque pienso que uno acaba siendo lo que aparenta. Quiere ocultar a toda costa su origen modesto en una familia de agricultores de Brozas. Por eso sus trajes, sus rayband, su gomina y el Morris verde.

27 de marzo

Mañana empieza de nuevo el trabajo después de los quince días de permiso que el capitán dio a toda la tropa al acabar las maniobras.

Ayer sábado apareció Pituca en Otazu con los demás. Les di clase a los dos hermanos. Ella no quiso y luego monté el potro. Estuvo muy seria todo el tiempo y yo intenté fingir normalidad, aunque me sentía bastante violento. La verdad es que no contesté nunca a su carta y no he cogido sus llamadas desde que se fue a Pamplona. Estuve hablando un buen rato con la madre, que se mostró especialmente encantadora conmigo. Esto no hay quien lo entienda. Visto el panorama me despedí sin proponerle siquiera salir por la tarde.

1 de abril

La llegada de la Brigada de Caballería "Jarama" a Vitoria ha sido una movida del quince.

Sabíamos, desde hacía varios días, que iban a desplegarla en Vascongadas. Un auténtico espectáculo ver el desembarco de toda una brigada acorazada, con su Cuartel General y los cuatro regimientos al completo. Todas las cadenas partían en columna desde la estación y tenían que atravesar el corazón de la ciudad en dirección al CIR.

Imagino a los vitorianos mirando con asombro, desde sus ventanas, el rio de tanques desfilando por la calle Dato, en medio de un ruido ensordecedor; algunos de ellos averiados (sobre todo los M-41 del "Villaviciosa" que van a gasolina), remolcados por los carro-grúa y la policía militar controlando el tráfico con sus sirenas a todo volumen. No había un alma por la calle, llovía sin parar.

El comandante de Miñones, mi capitán, Fito y yo, los cuatro de Caballería de toda la plaza, hemos ido a recibirlos a la misma estación. Cuando apareció el general de la brigada en el andén, yo, que estaba más cerca, me adelanté a saludarle, pero confundí el tratamiento, pues cambié el "vuecencia" por el "usía" y lo degradé a coronel. Hubo alguna sonrisa y se me encendió la cara, quería morirme. Menos mal que el caos era tan grande que lo mío se diluyó entre el rechinar de cadenas y motores arrancando, silbatos y órdenes con megáfono.

Fito, por supuesto, ha estado despepitándose toda la tarde.

3 de abril

Emblema de brazo Brigada Jarama
Emblema de brazo Brigada Jarama

La "Jarama" ha acampado en el CIR. La explanada de Araca parece ahora un aparcamiento de carros, la verdad es que impone. Entre tanques y TOAS puede haber doscientos blindados, todos perfectamente alineados. Un blanco perfecto para la aviación enemiga en el caso que tuviera aviones. Me da la impresión que no van a moverse de aquí. Por lo que circula, se van a limitar a estar, no se sabe cuánto; luego regresará cada regimiento a sus cuarteles.

Se huele tensión entre los oficiales, pero de capitán para arriba (los tenientes estamos en otro mundo). Aunque es domingo, cuando he vuelto de montar, he visto muchos corros en la cafetería de la residencia.

5 de abril

La tensión ha subido unos cuantos "newton", como nos decían en clase de física, con todo esto de Carrillo y lo de legalizar el PC.

Se ha convocado una reunión de oficiales sólo de la activa en el Gobierno Militar. Al final he ido porque me ha convencido Pepo. No he visto al capitán M, tampoco a O; creo que los dos, por distintos motivos, se desmarcan de todo esto. Hay mucho exaltado que habla de dar un golpe de estado, otros de declarar el estado de excepción en toda España.

7 de abril

Es Jueves Santo y la "Jarama" tal como vino se ha ido. Parece ser que ha llegado una orden tajante del "Guti". Me imagino el cabreo de toda la gente. También el de los operarios del ferrocarril por tener que trabajar en fiesta.

Al final Candela y Teo no vienen.

10 de abril

He conocido a Teresa y no me la quito de la cabeza. Fue ayer en el HF; iba con una prima, bastante feíta la pobre, lo que hacía que su belleza destacara más. Es espigada, rubia, con el pelito corto, muy mona y encima monta a caballo. Es algo mayor que yo, anda por los veintidós, y ya ha corrido algún concurso social en el Campo de Tiro de Salamanca, pues vive allí. Hace enfermería, creo que dijo. Está pasando las vacaciones en casa de unos parientes y se va a quedar toda la semana. Al principio parecía tímida, pero luego estuvimos dándole carrete toda la noche, la prima se aburrió muchísimo claro.

Hay un problema, es hija de un coronel del Arma y tendré que andarme con cuidado.

14 de abril

Aunque hay trabajo en la unidad, le he pedido el día libre al capitán. Me he visto con Teresa estos días en el HF, pero tenía ganas de hacer algo especial. Le propuse ir de excursión y ha pedido permiso a sus tíos. Hemos ido a Miranda y de allí a Haro; me encanta ese pueblo lleno de bodegas. Hemos pasado por Santo Domingo y subido a Ezcaray (Recuerdo este pueblo de cuando era niño, cuando papá llegaba con el Escuadrón de Cadetes. Los olores a cuero y a estiércol, los ruidos de los cascos por las calles empedradas, los toques de cornetín; allí empezó mi afición, quizás mi obsesión, por los caballos). La he llevado a comer al Echaurren. Ahora tiene algo más de fama, pero lo he conocido cuando era un mesón de carretera donde daban bien y barato. Me he comido unos sesos rebozados marca de la casa, Teresa un filete. Al salir la he besado en el coche, se ha dejado hacer, pero estaba tiesa como un palo. Creo que no era el momento. No sé.

17 de abril

Teresa se fue el sábado. Desde que volvimos del paseo en coche, siempre que nos hemos visto ha sido con su prima de carabina. No me ha rehuido, pero ha tomado precauciones, está claro. Dice que me va a escribir, aunque lo dudo. En el fondo no me importa, no sirvo para mantener una relación a distancia, cartita va, cartita viene, llamadita diaria a una hora convenida y esas historias. Ahora que lo pienso, había algo que, aunque parezca una chorrada, me disgustaba de ella, en ningún momento hizo el más mínimo ademán de pagar una copa o cualquier otra cosa; yo no lo hubiera consentido claro, pero es el hecho de ir por la vida a gastos pagados.

20 de abril

Le he soltado cinco duros al encargado de los caballos, siguiendo el consejo del capitán O, y parece que nos entendemos mejor. Incluso el tío dice ahora que me puede conseguir zanahorias tiradas de precio de un huerto del pueblo; me apuesto cualquier cosa a que es el suyo. Cuando le conté mis desavenencias con el aldeano, el capitán me dijo que las propinas siempre funcionan con la gente "rústica" y va a tener razón.

El "Pampero" está completamente recuperado y hemos empezando a saltar. Voy apretándole un poco porque el comandante de Miñones y mi capitán quieren montar un pequeño concurso hípico, para junio o julio, que incluiría una prueba para debutantes y potros. Parece que el padre de Pituca les ha ofrecido una praderita cerca de su casa y lo ha hablado con un concejal amigo suyo.

Será el primer concurso que se celebre en Vitoria desde los cuarenta, según dicen, cuando se hacían detrás de la cárcel.

27 de abril

Me paso las mañanas en el Segundo Escalón viendo cómo sacan los motores o las cajas de cambio, cambian filtros, alinean ruedas, limpian los depósitos de combustible. Es un trajín constante de grúas y carretillas, con la música de fondo de los martillos, el rodar de cojinetes, las voces de los mecánicos. Y el olor, ese olor a grasa y gasolina que te narcotiza un poco. Ahora me gusta aprender estas cosas. Quien lo diría, porque la de motores era mi asignatura más odiada en la academia.

El capitán, sin embargo, dice que hay que saber mandar estos medios de combate, pero que no necesitas en absoluto entenderlos, eso es para los especialistas. Ahora se estila una especie de oficial metido a mecánico, que tiene que saberse las tripas de un alternador; dice que es lo que últimamente se inculca en la Academia de Valladolid. Que ocurre porque se está perdiendo la afición a los caballos en los cuarteles y los oficiales se meten a cocinillas en el taller. Añade, que, si hubiera un conflicto, nos dotarían de medios más modernos y de nada serviría conocer a fondo esta chatarra.

Creo que no le falta razón, pero que es un poco señorito también, no le he visto pisar los talleres desde que llegué al Grupo.

2 de mayo

El potro está que se sale. Ya mete los pies y empuja con los riñones a base de bien. Me dosifico con los saltos porque me conozco y no quiero aburrirlo, pero la sensación delante de los palos es fenomenal; el tío es codicioso y se va a por ellos que da gusto. Estoy muy ilusionado con el concurso, a ver si llegamos enteros.

10 de mayo

Se nos ha matado un cabo, se veía venir. Salimos al campo para hacer un pequeño ejercicio táctico, cerca de Gamarra. El terreno es sinuoso, con algunas lomas, pero bastante llano en general. Una de las AML de 90, al bajar una cuesta por una pista en curva, volcó y dio dos vueltas de campana y ha quedado panza arriba, el chaval iba en la torre. La velocidad, seguro, pero sobre todo la maldita inestabilidad ha causado el accidente. El cañón, en vez de posición de transporte, estaba a las doce y eso no debió ayudar.

Esta mierda sólo sirve para carretera y poco más. La gente está hundida y yo realmente jodido. Era de mi sección y se había quedado rezagado, por eso se puso a correr. Hay dos heridos más de la tripulación, pero no están graves.

15 de mayo

Va a haber una investigación en toda regla y al capitán y a mí nos van a apretar. El chaval era voluntario y de buena familia de aquí, muy conocida. El general gobernador está que muerde.

En el funeral de ayer, en la catedral, la gente nos miraba como si fuéramos los culpables. Nunca he visto a mi capitán tan sereno y digno, con su leve cojera; yo, en cambio, no sabía dónde meterme. A la salida escuché una conversación entre mi antiguo comandante y un teniente coronel de Estado Mayor:

estos piraos de Caballería siempre jugando a las batallitas y gastando gasolina…

no saben estarse quietos

17 de mayo

Hemos hablado en el despacho. El capitán me ha dicho que esté tranquilo, que asume toda la responsabilidad de lo sucedido, que todo lo que ocurre bajo su mando le compete a él, para bien o para mal, que así se lo transmitió al togado.

Me ha comentado que durante el último año han muerto en la región diez de tropa en distintos accidentes; de ellos, tres en el CIR y que a ningún mando se le ha abierto expediente alguno. Su teoría es que los mediocres no soportan a la Caballería, que nos envidian y por eso nos odian, ya ha pasado otras veces.

Me han apartado de la investigación, aunque tendré que declarar.

20 de mayo

Llevo sin montar desde el accidente; se me han quitado las ganas. Todavía tengo en la cabeza al chaval debajo de la tanqueta y cuando la levantaron, ese guiñapo ensangrentado y sucio de tierra. No sé si sirvo para esto; me imagino en la guerra viendo muertos todo el tiempo, supongo que a todo se acostumbra uno.

El miércoles estuve declarando ante el juez togado en el Gobierno Militar. Es un tipo amable que me hizo sentir cómodo. Las preguntas fueron bastante normales, sobre el estado de mantenimiento de las AML, la instrucción de los conductores, el tema táctico, etc. Al pedir mi opinión, le comenté que las AML eran poco fiables, con mala estabilidad sobre todo las de 90, sólo aptas para vías de comunicación y no para terreno accidentado. Luego he estado dándole vueltas y creo que me he ido de la lengua, haciendo entender que no se deberían haber utilizado en un tema en campo abierto.

No sé callarme, maldita sea.

22 de mayo

Ayer parió la yegua y me he acercado a Otazu a ver el potrillo. Es increíble lo rápido que se ponen de pié y acompañan a la madre pegados a su cola. El encargado, como no subía a montar, ha estado soltando al "Pampero" en el prado; el tío lo tiene aprendido. Le he dado cuerda con la montura puesta pero no me he subido, no tengo ánimo. Me he pasado el rato cepillándolo y haciéndole los cascos.

La verdad es que da gusto verlo, está más hecho y se deja trajinar, dócil como un perro faldero. Les coges aprecio a los caballos cuando se confían de esta forma y se entregan así.

25 de mayo

Al final todo ha quedado en agua de borrajas. Terminada la instrucción, el togado no aprecia ninguna actuación punible, dice el escrito, y "exonera" al capitán O de toda responsabilidad. Me ha leído el papel con cierto desdén y algún que otro comentario hiriente hacia el general gobernador y sobre todo el general de la DOT, que no ha movido un meñique para apoyarlo siendo su superior directo.

Noto que está tocado, no creo que dure mucho por aquí; probablemente pida destino a Cría Caballar o algún regimiento del sur, por lo que ha dejado caer. Lo siento un montón porque nos entendíamos de maravilla.

Pituca tiene novio formal, al menos se lo va diciendo a todo el que quiera oírla. Parece que el susodicho también estudia en Pamplona. Confieso que me ha escocido un poco. ¿Pueden ser celos? Sería ridículo ¿No? Creo que estoy chalado.

30 de mayo

El capitán O se lo ha tomado como algo personal y ha cogido las riendas del concurso. Va a ser por fin en junio, sobre la segunda quincena, antes que los posibles participantes se dispersen con la temporada de verano. Su intención es invitar a todos los jinetes del Arma destinados por la zona; por supuesto los de San Sebastián, pero también los que andan por Santander y Oviedo, incluso Burgos y Valladolid. Quiere hacer una despedida a lo grande, una fiesta de la Caballería en esta plaza hostil; una especie de corte de manga en plan fino a cierta oficialidad, sobre todo de Infantería, que nunca lo acogieron bien y lo tachaban de "señoritingo".

Los zapadores montarán una especie de tribuna y la pista estará cercada con vallas de la Policía Foral; luego, muchas lanzas, procedentes del "España" de Burgos, para adornar el recinto. Los obstáculos parece que llegarán en vagones "Jota" desde Loyola, junto con los caballos de San Sebastián.

Tengo que ponerme al día con el potro, no puedo dar el cante.

5 de junio

El sábado hubo tensión en Otazu. Apareció Pituca con el novio (un lechuguino de gafas y bigotillo que no levanta tres palmos) y, aparte de indiferente, se puso borde con el tema del "Pampero", puro despecho. Pretendía que dejara el potro porque decía que era suyo y lo quería montar ella. El padre no decía nada para no contrariar a su hija, pero la madre me ha echado un capote. La cosa ha quedado en que seguiré montando el caballo hasta el concurso de junio y que luego ya se verá. La tía se ha ido llorando con el chico. Las mujeres a veces te sorprenden, nunca imaginé que hubiera tanto resentimiento, ahora me alegro de haberme quitado de en medio, compadezco al muchacho.

Si hace falta compro el potro y les pago el pupilaje, pero de momento no he dicho nada.

10 de junio

Me llega noticia de una buena bronca entre mi antiguo capitán, M y el coronel del CIR. Ya sabía que no tenían buenas relaciones, pero lo que ha desatado todo es una verdadera estupidez. El coronel es soltero y vive en la residencia de oficiales y considera que aquello es su casa y que todo el mundo debe atenerse a sus normas. Se cree con derecho a inspeccionar las habitaciones, que no tienen llave, y te va dejando notas cuando las cosas no están de su gusto. En alguna ocasión hemos intentado ponerle alguna trampa. Fito, una vez, al irse por la mañana, dejó la puerta de su cuarto entreabierta y, apoyadas arriba, un par de botas rellenas de arena, de forma que, al abrirla, le cayeran en la cabeza. Lo que ocurrió fue que al tío se le olvidó y, al llegar por la tarde, cayó en su propia trampa, qué bobo.

El caso es que el capitán M había decorado su habitación como una jaima moruna con cosas que había traído del Sáhara. Unos cojines, una alfombra enorme, la mesita del té; incluso había colgado del techo un auténtico toldo beduino. He estado allí varias veces y el efecto era muy acogedor. Parece ser que el coronel le ha ordenado desmontar todo y dejarla en su estado original, a lo que M se ha negado. Ha habido voces y mal tono. Creo que le ha forzado a pedir destino para evitar un arresto, cosa que a M no creo que le haya contrariado demasiado.

Lo peor de todo es que me veo de vuelta en el CIR si el capitán se larga. Me reclamarán para mandar la compañía y tendré que dejar el grupo. Una faena.

13 de junio

Ya hay fecha para el concurso, serán dos días, el viernes 24 y el sábado 25.

He encargado unos troncos de madera de eucalipto de unos tres metros en una serrería de Elorriaga, lo más fino posible para que pesen poco y poder manejarlos. Me han salido tirados. Los he pintado como he podido a bandas rojas y blancas; me han ayudado los hermanos de Pituca que este fin de semana los he tenido de secretarios. Los reparos los han fabricado en el segundo escalón del grupo, con unos perfiles metálicos y unos hierros para sujetar las barras. Ha quedado un salto "apañadito", aunque un poco estrecho. Me lo subieron todo el viernes en un camión del grupo. Hemos montado el obstáculo en la era y rastrillado un poco el suelo.

El capitán O se está portando; en el fondo quiere que haga un buen papel, también la familia de Pituca, menos ella supongo. Demasiada expectación a mi alrededor, yo creo que la voy a fastidiar. El potro está notando la tensión y empieza a defenderse en las vueltas, sobre todo a derechas.

Me tengo que serenar o va a ser un desastre.

16 de junio

Me lo cuentan y no lo creo. El capitán O ha pedido destino a la Yeguada de Jerez y es seguro que se lo den; ya ha cumplido más de un año en el País Vasco y es libre de marcharse. Resulta que me quedaría de jefe accidental del grupo; un puesto que correspondería a un comandante y no hay visos de que se vaya a cubrir la vacante inmediatamente, tendrían que mandar forzoso a alguien y eso puede llevar semanas. Por otro lado, me ha reclamado el coronel del CIR porque el capitán M también se va después del incidente, creo que a una Caja de Reclutas en Madrid. Eso de que me disputen es una auténtica novedad, para uno de la cola.

De todas formas, lo que me desvela es el concurso, cada día lo veo peor.

19 de junio

De perdidos al rio. He vuelto a empezar de cero con el potro; me he dedicado a hacerle doma y hoy hemos empezado con los saltos, primero con barras en el suelo y luego subiendo poco a poco, siempre entrando a derechas. La cosa ha ido bien, ha vuelto a confiarse y empieza a saltar con ganas.

Lo que me preocupa es que sólo tengo un salto para entrenar, ni siquiera puedo enhebrar dos, y allí, en la pista de concurso, habrá por lo menos diez, será como un bosque de barras y reparos, banderitas, espectadores, megafonía y todo lo demás. El susto para el "Pampero" va a ser de órdago a la grande, también para mí.

20 de junio.

Recordando por qué nos iba tan mal, cuando corríamos de alféreces en la Hípica de Valladolid, he caído en la cuenta. Las pruebas eran en la pista verde y nuestros caballos resbalaban porque no llevábamos ramplones. Pues aquí va a ser lo mismo, la pista es de hierba y tampoco los tengo. Hablaré urgentemente con el herrador para que me los ponga. Se va a querer escaquear, seguro, pero lo llevo, aunque sea a punta de pistola.

22 de junio

He recibido carta de Teresa, pero ahora no tengo tiempo ni ganas de leerla.

Quedan dos días para el concurso o eso me digo para tranquilizarme, pero la realidad es que la cosa es pasado mañana. Sólo un día de entrenamiento por delante y noto que estamos en bragas. Con ayuda del capitán, conseguí que fuera el herrador ayer por la tarde. Los ramplones sólo van en las manos, porque el tío solo ha traído cuatro, pero dice que es suficiente, que para saltar es mejor delante. Lo descalzó, hizo los taladros en las herraduras y los probó, luego volvió a herrarlo. Los he guardado y en los agujeros me ha dicho que meta algodón para proteger la rosca.

23 de junio

El capitán me ha dicho que no aparezca por la unidad hasta que termine el concurso.

Me he llevado un bocadillo y he estado entrenando en Otazu por la mañana; una cosa suave, algún pingo que otro y poco más. A lo hecho pecho, no lo voy a arreglar en una sesión; prefiero que el potro vaya tranquilo y mañana ya se verá. Después de comer he bajado a caballo hasta Vitoria, nos ha venido bien el paseo a los dos. Lo he guardado en las cuadras de la batería de Sancho el Sabio, en uno de los boxes.

Cuando estaba alojando el potro se me ha presentado un soldado del grupo por orden del capitán. Viene de ordenanza para el concurso, es de Badajoz y dice que maneja y que tiene caballos en la finca, se llama Matías.

24 de junio

La cosa no ha podido empezar peor. En el camino al concurso, Matías, el que sabía, se le ha soltado el potro y ha cruzado la carretera; menos mal que era temprano y por allí no circulaba nadie. Por milagro no se ha estampado contra un cerca de espino. Lo he visto todo desde el coche y me he bajado para cogerlo. Cuando lo he recuperado estaba sudando a chorros y excitado como una liebre. Me he tenido que contener para no darle dos tortas al chaval. Ya en la pista le he dicho que lo cepillara y lo paseara para calmarlo.

En el programa hay veinte caballos repartidos en tres pruebas: iniciación, pequeña y grande. La de iniciación y la pequeña se corren por la mañana y la grande después de comer. En la mía, que es la de iniciación para debutantes y potros, somos cuatro jinetes. Hay nueve saltos en total, seis verticales y tres fondos, a 0,80 más o menos. El primer obstáculo es una valla con barbas, se supone que es un salto fácil para iniciar la prueba, pero el potro nunca ha visto un seto en su corta vida. Muy nervioso he dado algunos saltos en la pista de ensayo hasta que me han llamado. Al ser el primero de mi prueba, me ha tocado inaugurar el concurso, eran las doce en punto. Había poca gente, menos mal.

He saludado al jurado y he dado una vuelta al galope para entrar a izquierdas por el cronómetro. Al atacar las barbas, montando porque las miraba mucho, va el potro y me sorprende con un pingo de tal calibre que me ha desequilibrado un segundo y le he perdido la cara. Cuando me he compuesto va y toma el quinto, un fondo que estaba en calle a diez trancos, pero al revés, con el mismo descaro. Naturalmente ha sonado la campana, estaba eliminado por error de recorrido. El potro ha cumplido con creces, pero lo mío es de cárcel.

Todos me han dado la enhorabuena, por el caballo supongo.

El teniente López Carrillo, protagonista de estas andanzas
El teniente López Carrillo, protagonista de estas andanzas

25 de junio

Hoy estaban Pituca y el lechuguino y no podía hacer el ridículo. Gracias a Dios la cosa ha ido mejor. Un comandante de Lore-Toki, veterano jinete, me aconsejó que, en vez de dar una vuelta al galope a la pista, al acercarme a saludar al jurado, lo paseara disimuladamente al trote por entre los obstáculos del recorrido para que los fuera viendo. Ha sido mano de santo, el potro no se ha sorprendido de ninguno y ha ido derechito como una vela. Se ha aplastado un poco en uno de los fondos al perder un pie en la vuelta; yo creo que por falta de ramplones atrás y se ha comido un palo, aquí todo el mundo lleva los ocho. Total, cuatro puntos, que para mí es un triunfo.

29 de junio

El concurso ha sido todo un éxito, ha acudido toda la ciudad. Por las tardes, se ha llenado de gente a pesar de ser una cosa bastante modesta, sin apuestas ni donde tomar una cerveza. Como me esperaba, no he visto a nadie de Infantería, tampoco al general Gobernador, siendo como era un concurso prácticamente de jinetes militares. Sí ha ido el presidente de la Diputación Foral y el alcalde, que entregó el premio de la prueba grande. Los padres de Pituca estaban la mar de contentos con el potro, me malicio que la cotización ha subido bastante.

Por fin he leído la carta de Teresa y no entiendo nada; es una cuartilla por las dos caras con letra muy apretada y una caligrafía que me recuerda la de mi madre. No sé que ha querido decirme, se pierde en cavilaciones sin sentido, para no decir lo que no se atreve a decir o eso creo. No sé si contestarle, me da una pereza enorme. Que raras son las tías.

El capitán O ya se ha despedido y en breve lo hará el capitán M.

3 de julio

Como me temía, tengo que volverme al CIR, la 41 no puede quedarse al mando de un alférez de IMEC. Fito me sustituirá en el Grupo Ligero (ya tiene capitán en su compañía) hasta que llegue un comandante de Caballería. Se acabó la buena vida, menos mal que me quedan apenas dos meses aquí, a no ser que se cumpla lo que se rumorea, que a nuestra promoción nos tendrán todo octubre; Dios no lo quiera.

5 de julio

Vuelta a la rutina del CIR. El día ha sido penoso, porque es penoso trabajar sin ganas. No queda otra que calarse la gorra y tirar palante. El comandante del Batallón me ha citado en su despacho para transmitirme su inquietud por lo dejada que está la 41, que el capitán M no se ha ocupado de seguir los programas establecidos y el nivel de instrucción de los reclutas deja mucho que desear (se refería naturalmente al orden cerrado), que eso le compromete ante el coronel. En definitiva, que quiere que coja las riendas de la unidad y la ponga al día. Por supuesto no quiere ni incidentes, ni accidentes, ni cosas raras, resumiendo ¡No quiere problemas!

Felipón y Pepo me han estado convenciendo para ir mañana al chupinazo de los Sanfermines, al acabar la instrucción. Fito dice que no viene, ahora no puede ausentarse; aparte que la considera una fiesta de borrachos y gente baja. La idea es vestirnos de blanco con unos pantalones de pinche, que sacamos de la cocina, y salir en coche para llegar sobre las ocho a la verbena de la Taconera, donde dicen que está el ambiente. Dormir en el coche un par de horitas, el que quiera claro, correr el encierro y a las ocho y media volvernos a escape para la revista de las diez. Pepo dice que Pamplona lo hace en una hora, que vamos sobrados. Felipón es el más animado, está claro que tiene ganas de apurar los días que le quedan de soltería, se casa el veinticuatro.

Comedor CIR 11. Foto El Correo de Álava
Comedor CIR 11. Foto El Correo de Álava

8 de julio

Todavía estoy cadáver. El miércoles salimos sobre las siete. Llevaba una pinta indecente con un niqui blanco y un pantalón de cocinero enorme que me daba tres vueltas y encima sucio. Ellos dos, por lo menos, iban con sus pañoletas rojas de Infantería al cuello a modo de "pañuelico"; yo ni eso, parecía el mozo de una pastelería. Pasé más miedo en el coche con Pepo que en el encierro; es un kamikaze, eso sí cumplió, a las ocho estábamos en Pamplona.

Había gente a patadas, todo el mundo muy alegre, con el puntito. Me impresionó el escaparate de una tienda de fotografía donde se exhibían algunas bastante truculentas, todas en blanco y negro; en una aparecía un mozo con el antebrazo atravesado por un pitón y en otra se veía un hombre enganchado por el cuello de la camisa; el toro está plantado y el tipo, que debía ser de poca estatura, colgaba como un pelele, parecía muerto. Pasamos toda la noche de aquí para allá, con gente distinta, al final acabamos en la verbena con unas chicas de Burlada, muy simpáticas pero un poco bastas.

En el encierro se te quita todo y, cuando oyes el cohete, por lejos que estés de los corrales, el corazón se pone a doscientos. Un tío loco había colocado una mesa y una silla en mitad de Estafeta y estaba sentado tomándose un vino como si nada, dicen que son apuestas. Yo, en cuanto vi que la gente se venía a mí con la cara desencajada, me puse a correr sin mirar atrás. Hay mucho borracho que no hace falta que le coja el toro, ellos solitos se van al suelo. A la entrada de la plaza, en el túnel, se tropezaron unos cuantos, y se hizo un montón, los esquivé de chiripa.

A Pepo y Felipón los perdí desde el principio, nos juntamos en el coche para volvernos. Se pasaron el camino alardeando de lo cerca que habían estado de los toros, de cuanto los habían aguantado a la espalda y todo eso. No me creo nada.

Encierro de San Fermines. Años 70
Encierro de San Fermines. Años 70

11 de julio

Felipón se la ha pegado con el coche. Él y Pepo habían repetido Pamplona el sábado y Felipón se ha largado por su cuenta también el domingo; me dice Pepo que conoció a una y quería sacarle jugo. Se podía haber matado, se salió de la carretera en Salvatierra cuando volvía, seguramente se quedó dormido. Se ha partido las dos piernas y un brazo, además de algunas costillas, una le atravesó el pulmón. Le ha salvado que el Morris tiene buena chapa, aunque ha quedado destrozado después de varias vueltas de campana. Desde luego ya no hay boda; era dentro de dos semanas. Lo han mandado al Hospital Militar de San Sebastián para operarlo.

El comandante F está furioso porque el coronel le ha echado un buen chorreo, las voces se oían en toda la Plana Mayor; quería saber qué hacía uno de sus oficiales fuera de la plaza un día de servicio. Encima se ha quedado sin el jefe de la 42.

13 de julio

He ido esta tarde con Pepo a ver al capitán médico del CIR; lo de Felipón parece grave. Se puede quedar cojo para el resto de su vida y eso supone un Tribunal Médico y seguramente pasar a situación de mutilado. Destinos de oficinas y todo eso, para morirse, como muchas llegas a capitán. No me puedo ni imaginar lo que estará pasando por su cabeza, él que quería meterse en la COE. Espérate que la novia diga ahora, aconsejada por la madre, que no se casa con un inválido. Siendo la hija del "Cucharas", cualquier cosa.

18 de julio

Hoy fiesta, aunque no ha habido actos oficiales, todo muy discreto. Después de comer se ha servido champan. Algunos brindis y vivas; lo de siempre, cada vez me suena más trasnochado. El comandante me ha dicho en el bar que me haga cargo de las dos compañías provisionalmente, en tanto viene alguien destinado o traen algún capitán de Araca. El tío anda bien apretado y me va a estar controlando todo el tiempo, ya no habrá forma de subir a montar.

No hago más que darle vueltas a lo de Felipón. Lo caro que sale a veces hacer el tonto. Pensamos ir a verle al hospital, aunque no tengo ninguna gana, me deprime todo eso.

20 de julio

Seguramente me ha afectado lo del accidente, pero me he dado cuenta de que ya no quiero el Gordini, no se puede viajar de noche por las luces y luego la estabilidad; es el "coche de las viudas". La verdad es que le he cogido miedo desde el viaje de febrero, sobre todo en Echegárate, donde casi me despeño; al coche le sobra potencia, pero en las curvas se me va. En el taller me dicen que estos coches están descompensados porque llevan el motor atrás, que había que lastrarlos delante. Le he metido un saco de arena de cincuenta kilos en el maletero; el problema es que lo ocupa casi entero y ahora no me cabe la maleta marrón.

25 de julio

Me ha llegado un telegrama del capitán O:

Felicidades. Stop. La Caballería siempre con la cabeza alta. Stop. Santiago y cierra España.

Fito y yo hemos celebrado el patrón a lo grande. El tío, que es un sibarita, ha reservado en "El Portalón"; dice que es el mejor restaurante de Vitoria. Está en un antiguo caserón en el barrio viejo y nos hemos puesto morados a carne, hemos pedido un chuletón de un kilo cada uno, con pimientos del piquillo y de beber un rioja reserva de "Viñatondonia". El palo ha sido curioso, pero ha merecido la pena. Me he sentido como un marqués. La verdad es que nos hacía falta levantar el ánimo a los dos.

El sábado fuimos con Pepo a ver a Felipón al hospital, ahora lo tienen en el de Burgos. Está hundido en la miseria y con muchos dolores; le han tenido que poner unas placas en la cadera izquierda, porque la tiene destrozada. Dice que tendrá que hacer rehabilitación durante meses. Nos contó que había estado a verle Miriam, fue sola y se pasó llorando todo el tiempo, parece ser que le estuvo hablando del vestido y de los invitados y de todas esas chorradas. Me dan pena los dos, porque se les ha caído todo.

28 de julio

Me quiero comprar otro coche, ya lo tengo decidido. Ayer por la tarde me acerqué a la Citroën, en el Garaje Cigoitia, me gusta el Dos caballos. Me han dicho que tardarían unos tres meses en dármelo, que traen pocos por esta zona porque nadie los pide, tampoco en Bilbao. Que si lo quiero enseguida que pruebe en Madrid o Barcelona. Me han dado los teléfonos de un par de concesionarios.

He llamado y, en Madrid, lo tendrían dentro de un mes porque los cachondos cierran en agosto, con un par. En Barcelona me lo darían ya, tienen dos en "estok". Prefiero cien veces una "M" a una "B" en la matrícula, pero no me queda otra, no quiero esperar a septiembre y más vale pájaro en mano.

29 de julio

A ver cómo me arreglo para escaquearme y viajar a Barcelona a por el coche. Lo he hablado con Pepo y está de acuerdo en exponérselo al comandante de su batallón. Ahora que tiene capitán podría ocuparse de mis dos compañías por unos días.

A mi comandante le he metido la bola de que tengo que viajar a Cataluña por causa familiar grave, por un tema de una hermana que vive sola; que me llamó mi padre, el coronel, desde Melilla para que me trasladara a Barcelona y me hiciera cargo y todo eso. Creo que ha colado, aunque se ha quedado fastidiado porque tiene que exponérselo al coronel.

31 de julio

Ayer me llamó la madre de Pituca, me sorprendió bastante. Como siempre muy cariñosa conmigo, me rogaba que volviera a montar el potro, que desde que no voy el bicho se había puesto muy burro y que había tirado a Pituca; la cual se había empeñado en montarlo y se había pegado un buen golpe. El caballo se escapó y se pasaron toda la tarde para cogerlo.

Me he acercado esta mañana. El "Pampero" está algo bronco y nada más, ha cogido fuerza, pero en cuanto le das un poco de cuerda y lo mueves se deja hacer. El padre me ha dicho que me lo vende, que los niños todavía no se arreglan con un potro y Pituca le ha cogido miedo. Le he dado largas, que lo tengo que pensar, pues necesito saber dónde me destinarán para ver si puedo tenerlo; además, voy a comprarme un coche y no podría pagar mucho. Desde luego estaba saltando por dentro, pero lo disimulé. Quiero que el caballo me salga muy barato, al fin y al cabo, lo he puesto yo.

4 de agosto

Me han dado el permiso.

Realmente sólo me ausentaré cuatro días de instrucción; salgo el miércoles que viene y vuelvo el martes, porque el lunes quince es fiesta, con lo que podré estar fuera una semana. Le he escrito a Yola para decirle que voy a Barcelona; la pobre no tiene teléfono todavía. El Gordini lo dejo aquí, me voy en tren, es una paliza porque tengo que bajar a Madrid y luego coger otro hasta Zaragoza y Barcelona, pero ya no me fio del coche, no quiero meterme seiscientos kilómetros con ese trasto. Además, tendría que dejarlo allí para traerme el otro. Ni Yola ni Mario tienen carnet, con lo que no les serviría para mucho. Podría venderlo allí, pero es un follón, pues no me da tiempo y encima lleva la "Z" que por esa tierra no gusta nada; tampoco veo a mi hermana haciendo gestiones.

Mario no está, creo que anda fuera, por Suecia.

8 de agosto

El sábado y el domingo he subido a montar, todavía no he soltado prenda sobre el caballo; sigo dándole vueltas porque me estoy metiendo en unos gastos importantes con el coche, pero quiero el "Pampero", creo que puede llegar a ser bueno y una oportunidad como esta no se presenta todos los días.

El domingo por la mañana me di un largo paseo por los alrededores de Otazu y, al regresar a la cuadra, vi que habían montado una mesa con mantel y todo y la madre de Pituca me insistió para que comiera con ellos; venían de Misa, la niña no estaba, menos mal. Durante la comida me di cuenta del aprecio que me tienen a pesar de todo, especialmente ella; me trata casi como a un hijo mayor o incluso algo más.

Me sentí un desagradecido por querer regatear con el precio.

9 de agosto

He mandado un giro postal de quinientas pesetas al concesionario de la calle Balmes, para reservar el coche. Me habían dicho que tenían dos unidades del 2CV Spécial, que es el último modelo con el mismo motor del Diane y que tenía que enviar una fianza porque se los quitan de las manos. Ellos se encargan de todo el papeleo, lo matriculan y lo aseguran, así da gusto, eficiencia catalana.

11 de agosto

Duermo en casa de Yola, en Roger de Flor, junto a la Ciudadela, no se ha ido muy lejos de la antigua casa. El piso es pequeño, pero agradable, conserva algunos muebles del pabellón de Wellington, que han dejado los padres al irse a Melilla. Juan anda por aquí todo el tiempo, me da que viven juntos.

Mañana iré a por el coche. Mi hermana me dice que por la noche hay una fiesta en casa de unos amigos, que estará Nuria. No sé si quiero ir; eso es agua pasada y me echa para atrás todo este ambiente de Barcelona, yo ya estoy en otra cosa.

12 de agosto

El coche es una preciosidad, de color beige y me encanta. Cuando te subes cede la suspensión, parece que tuviera un enorme muelle; además, no usa agua, se refrigera por aire, una cosa menos que hay que mirar. Otros tenientes en el CIR se compran coches largos, berlinas y esas cosas, yo no me veo con eso, me parece pretencioso y de gente mayor.

Lo de la fiesta tiene bemoles, pues no conocía a nadie a parte de Yola y Juan. Poco alcohol y mucho porro, también Génesis y Dylan para hartar. Me estaba corriendo un muerto soberano, cuando aparecen Nuria y su amiga María y se ponen a hablar entre ellas en un sofá haciendo que no me han visto. Al irme se acerca Nuria y me dice que vaya mañana por la mañana al piso donde viven y me da la dirección. No me acerco ni en broma.

14 de agosto

He regresado dos días antes de lo previsto, no aguanto Barcelona, me deprime, me siento como una mosca en leche. Yola está a lo suyo con Juan, nuestra relación tan íntima durante años se ha esfumado y lo entiendo, ya no somos niños. Lo de Nuria me ha dejado descolocado, no sé de qué va. Me he acercado a la calle Wellington, pero no he visto a nadie conocido, tampoco tenía ganas. Todo me recuerda una época en la que no he sido feliz.

De vuelta a Vitoria no he parado en Zaragoza, me he comido todo el viaje hasta Barcelona de un tirón. El Doscaballos corre menos que el Gordini, pero es una delicia, con la capota abierta y el cambio de marchas arriba, tan cómodo. El depósito es más pequeño, pero aguanta los mismos kilómetros, pues consume como un mechero. He tardado nueve horas parando a comer. Me tengo que operar de fimosis en cuanto pueda.

16 de agosto

Llevaba una semana sin montar y ya tenía ganas. Donde me siento mejor es encima de un caballo, tus ojos van a dos metros y medio del suelo, lo ves todo desde arriba y te sientes seguro, vayas por donde vayas, y poderoso. Notas el animal en el asiento y en el contacto de las riendas y hay una especie de comunicación que se va afinando con el tiempo. Cuando monto, me olvido de todo, pero a la vez pienso en muchas cosas, en cosas diferentes que cuando estoy pié a tierra, no sé cómo explicarlo. El caso es que montar es casi una necesidad.

Este caballo tiene que ser mío como sea.

23 de agosto

Vuelta a la rutina, no hay mucho que decir. Ayer hice veintidós años, lo celebré con Pepo y Fito; hemos echado de menos a Felipón, que ahora está de baja médica en su pueblo. Cenamos por ahí y acabamos en el HF hasta las tantas. A pesar de ser lunes, estaba animado, es agosto. A lo largo de la noche fue desfilando gente conocida, algunos oficiales del CIR y de la DOT, también las chicas habituales. Apareció Pituca con su pandilla, cambiamos dos palabras, iba sin novio y estaba más simpática; hablamos de cosas completamente intrascendentes, desde luego no saqué el tema del caballo. Luego asomó Marta con su prima, no me acerqué y ella tampoco; la verdad es que me ha dejado de interesar, hay algo raro en esa chica. Al final Pepo se puso burro con un tipo que no se qué dijo de Gora Euskadi y los tuvimos que separar porque, con lo grande que es, se lo comía crudo.

Nos fuimos a un sitio que conocía a las afueras y resultó que era un puticlub. Ya sólo las luces verdes y la ginebra de garrafón que te ponen y la tía culona que te dice: ¿Quieres que te haga un regalito guapo? Me echan para atrás. Fito y Pepo desaparecieron y yo me salí fuera, porque la copa me había sentado como una patada en el estómago, vomité toda la cena. Mientras estaba en la calle, esperando a que terminaran lo que fuera que estuvieran haciendo, escuché unos tiros dentro del local. Me temí lo peor porque Pepo siempre lleva una pipa encima. Al entrar, vi que estaba haciendo tiro al blanco sobre las botellas de ginebra Pikmande la barra; luego pidió la cuenta y nos tuvimos que rascar bien el bolsillo, yo solté todo el dinero que llevaba. Está visto y comprobado que con Pepo no se puede ir a ningún sitio.

26 de agosto

¡Para morirse! Han aparecido por el CIR Mario y su amigo Alfonso; bajan desde Suecia, pero es como si salieran de la isla de Crusoe, parecen dos náufragos por la pinta infame que llevan. Mario quiere que le miren a ver si tiene purgaciones o algo parecido. Claro, se acordó que tiene un hermanito, un malvado militar, que está destinado en un cuartel donde se supone que hay un médico. En el botiquín lo ha visto el capitán médico y le ha dado unos antibióticos y a correr. Les he invitado a comer en Vitoria, no quería que los vieran ni de coña por la residencia. Traían hambre, pues Mario ha estado contando que habían subsistido a base de bocadillos de chóped. Esta noche duermen en casa de no se sabe quién que conoce Alfonso y mañana siguen camino para Mendavia a ver a su amigo Antón.

Me alegro de ver a mi hermano, pero es un consuelo cuando se marcha.

31 de agosto

Ya han salido las vacantes para los doce regimientos del Arma. He pedido todos menos el "Alcántara" de Melilla; no me apetece meterme allí, con toda la parentela. Los quiero mucho, pero me sentiría controlado por papá, aparte de que me agobia una ciudad tan pequeña, encajonada entre Marruecos y el mar. Demasiados militares por metro cuadrado.

No sé qué destino me darán, siendo cola, lo que no quiera nadie, eso seguro. En el fondo me da lo mismo, sólo quiero salir de aquí.

2 de septiembre

Como me temía nos han confirmado que nos retendrán en el CIR hasta finales de octubre, aunque salgan los destinos. Nos chupamos la jura de este reemplazo y desbravamos el siguiente. Se me va a hacer eterno.

¡Ah! por fin me he "circuncidado", como dijo el capitán médico al firmar el volante. Ha sido en el hospital de San Sebastián, allí estábamos unos cuantos que íbamos a lo mismo. La cosa ha ido rápida; lo peor viene ahora con las curas, tienes que tener mucho cuidado porque todo te roza.

Tendré que dejar de montar unos días, me dedicaré a dar cuerda. De todas formas, sólo podía subir a Otazu los domingos y no todos. El "Pampero", comido y descansado, está que se sale claro. Lo bueno, que no hay cristiano que tenga la tentación de echarle los calzones. Ya he dejado caer que, en cuanto salgan los destinos, les digo algo del caballo.

5 de septiembre

Llevo ya dos meses a cargo de las dos compañías y por aquí no aparece nadie para relevarme. Me paso la semana encerrado en el CIR y necesito hacer cosas diferentes para salir de la rutina y no morirme de asco.

Algunas tardes voy al campo de tiro con un sargento que participa en competiciones y que me está enseñando. He comprobado, para mi vergüenza, que lo hago fatal, peor que un recluta. Parece mentira, pero en mis cuatro cursos de academia nadie me contó las reglas básicas para hacer un buen disparo y darle a lo negro a cien metros.

La cosa consiste en alinear bien alza y punto de mira, espirar lentamente vaciando los pulmones, dejar la mente en blanco y apretar despacio el gatillo con la yema del dedo hasta que se escape el disparo. Con eso le pegas.

8 de septiembre

He encargado un rifle de cerrojo Mossberg que fabrica Santa Bárbara. Lo he visto en la contraportada de la Revista Ejército de este mes. Sale muy barato porque es una promoción sólo para militares. La gran ventaja es el calibre, 7,62 NATO, el mismo que el cetme, con lo que tengo munición gratis para hartar. Lo malo es que no lleva cargador y hay que alimentar la recámara de uno en uno; una pesadez, aunque para un arma de precisión suele ser normal, me dice el sargento.

12 de septiembre

Por fin ha llegado capitán para la 42. No es de la general y está recién ascendido. No es habitual que les den el mando de unidades de armas, pero en este CIR ocurre de todo, porque nunca se cubren las vacantes. Los pocos oficiales de la activa voluntarios suelen ser de por aquí y, conforme ascienden, van circulando entre el Batallón de Irún, el "Garellano" de Bilbao, todo lo que hay en Loyola y desde luego el CIR. El resto de los destinados son forzosos y se escapan en cuanto pueden.

El capitán Y debe rondar los cincuenta; yo a esa edad seré coronel, si no me muero antes. La entrega de la compañía ha sido muy ceremoniosa, parecía la de Breda, nada que ver con la que hice de la 41, pues el capitán M se pasó todo el procedimiento por el forro.

Un relevo bastante meticuloso, como corresponde al que era teniente de hojas del Gobierno Militar hasta ayer. Nos hemos pasado toda la mañana comprobando libros, listas, registros, nóminas, inventarios y todo lo demás. A mí, pensaría, no me la cuela nadie y menos un tenientillo veinteañero de academia. Menos mal que al hacerme cargo de la 42 le confié también su repostillo al cabo R; lo tenía perfecto, claro. Le tuve que advertir al nuevo capitán que no se emocionase, que ese cabo era sólo mío.

Prueba superada.

15 de septiembre

Ya estamos calentando la jura. La 42 se pasa el día desfilando. Por escuadras, por pelotones, por secciones y, al final de la mañana, toda la compañía. Por la tarde vuelta a empezar.

El capitán Y sabe lo que le gusta al comandante "búscate la vida y no mejodas" y se lo da en bandeja. Zorro viejo.

Jura de Bandera CIR 11 año 1966. Foto El Correo de Álava.
Jura de Bandera CIR 11 año 1966. Foto El Correo de Álava.

17 de septiembre

Esta mañana hemos tenido ensayo general, el domingo jura. Por la tarde he subido a Otazu para alejarme de todo esto, se me sale por las orejas tanto paripé. Me he arriesgado y he dado un largo paseo con el potro hasta atardecido y no he notado ninguna molestia, cuando lo he guardado ya era de noche.

Cada día me gusta más el potro; no sólo salta, eso ya se ha visto, es que en el campo se porta como un campeón. Hay caballos que en cuanto lo sacas de la pista no hacen más que tropezar y te desesperas. El "Pampero", en cambio, pisa bien y tiene un equilibrio de primera. No es nada remilgado y puedes atacar cualquier obstáculo que te encuentres, todo le viene bien.

Me ha llamado la madre de Pituca para invitarme a comer mañana; por supuesto, he aceptado, aunque le he dicho que igual me retraso un poco porque tenemos jura. Creo que me quieren decir algo del caballo.

18 de septiembre

No pisaba por la casa desde Navidades. Con luz, el aspecto es mucho más alegre; tienen macetas de narcisos en las ventanas y plantas por todas partes, a la madre le gustan mucho. La niña, como le llaman, ya está en Pamplona porque tiene exámenes de recuperación, la comida ha sido mucho más relajada.

Me he disculpado porque he tenido que bajar de uniforme, no me daba tiempo a cambiarme. El efecto ha sido sorprendente, la madre estaba realmente emocionada y se le ha escapado algún piropo; los chavales se han pasado la comida preguntándome por todos los detalles de la guerrera, las divisas de la bocamanga, la insignia de carros, los emblemas de los rombos. En el fondo, pienso que les hubiera encantado que Pituca y yo fuéramos novios.

Luego vino la sorpresa, insisten en que me lleve el potro. El padre dice que el "Pampero" es demasiado caballo para sus hijos y teme que pueda ocurrir algún accidente, que, de momento, se arreglan con los otros tres. El caso es que me lo regalan, no van a cobrarme nada. Yo me he defendido un poco, pero al final he aceptado. Les he comentado que todavía no sé dónde me destinarán, pero que lo más probable es que allí donde vaya habrá unas cuadras y estará bien cuidado.

22 de septiembre

Ya tengo el rifle; es precioso y no pesa nada comparado con el cetme. La culata se encaja perfectamente en el hombro por la forma ovalada de la cantonera. Encima de la recámara tiene unas guías para acoplar un visor, que es lo siguiente que me quiero comprar.

Lo he recogido en el Parque de Artillería; me avisaron por teléfono. Al utilizar munición militar, está considerado arma de guerra y la guía te la da el ejército. Lo he estrenado esta tarde y se nota que es de cerrojo porque tiene más retroceso. El sargento me ha estado ayudando a corregir el tiro, regulando alza y punto de mira, el tío sabe latín. Me han salido algunos disparos realmente buenos. Tengo que aprender a tirar de pie, que es la modalidad más limpia, es lo que dice el sargento.

26 de septiembre

He regalado el Gordini a la hermana del teniente P, el de la 22, el que casi se queda tuerto. Es de Tauste y nos invitó a su pueblo este domingo. Fuimos en el R8 de Pepo, haciendo rally naturalmente. También venía Fito. Salimos temprano porque son algo más de doscientos kilómetros y queríamos aprovechar el día.

Es un pueblo de las Cinco Villas, grande y feote, como todos los de Zaragoza, aunque tiene un par de iglesias muy apañadas. Nos llevó a comer a casa de sus padres y allí estaba Pilarín, unos años mayor que él. Una mujer alegre, recia sin ser fea, soltera. Me cayó bien desde el principio por su llaneza y falta de complejos, se sabe de pueblo y lo lleva con orgullo. Luego salimos en panda a dar una vuelta y en la conversación surgió que se acababa de sacar el carnet, que lo necesitaba, porque ahora trabajaba en un taller de hilado en Santa Engracia, a unos ocho kilómetros y estaba harta de ir en bici; que se pasa mucho frío y mucho calor y el cierzo que te tira. Entonces me salió, le dije que le regalaba un coche.

Nunca hice algo con tanto gusto.

28 de septiembre

Fito me ha recordado hoy que hace justo un año llegamos al CIR. Me vino a la memoria la decepción que me produjo el lugar. El acuartelamiento, tan impersonal, tan frio y esta ciudad tan pequeña, tan provinciana. Con el tiempo, conoces y coges afecto a las personas y a las cosas. Sin embargo, desde hace semanas ha ido creciendo un ansia de cambio, ganas de largarme de aquí, de moverme a donde sea. Creo que eso está dentro de mí, que no son los sitios que soy yo.

1 de octubre

El caballo no tiene carta ni guía, vamos, que no tiene ningún papel y es un problema para darlo de alta en la Remonta, un trámite importantísimo porque, al inscribirlo, te da derecho a pienso, alojamiento, transporte y ordenanza a cuenta del Ejército. Creo que tengo que hacer una declaración jurada como que es de origen nacional y de mi propiedad. También la edad (el veterinario va a certificar que tiene entre cuatro y cinco años, ya ha mudado los incisivos). De paso aprovecharé para cambiarle el nombre porque "Pampero" es espantoso. Uno inglés no le pega, son bonitos, pero le van más a los PSI; en el potro quedaría un poco cursi. Seguiré pensando.

Ahora lo miro de otra forma, me ocupo más de él. Lo tengo que volver a herrar y esta vez será para ocho ramplones. También quiero comprar una manta de caballo, son de lona y forradas por dentro, para que no se roce en los viajes y cuando haga frío en la cuadra. El veterinario me dice que si se enfrían es cuando cogen los cólicos, por eso se dan más en invierno y de eso se mueren.

5 de octubre

Se han publicado los destinos; me ha tocado el "Farnesio" de Valladolid. No me hace mucha gracia volver a la misma ciudad, pero es mejor que haber caído en el "Numancia" de Barcelona o el "España" de Burgos. Además, coincidimos cuatro de la cola, Fito y los otros son Goyo y el "Loco". Al "Calatrava" también van tres de la promoción, o sea, que nos vamos a juntar en Pucela siete tenientes de la XXXII, no suena mal del todo. Confieso que tenía ilusión con el "Sagunto" de Sevilla, por eso del sur y del club Pineda, pero sabía que era del todo imposible.

Desgraciada cola.

7 de octubre

Le he puesto "Galba", lo he sacado de un libro que estoy leyendo, la "Historia de Roma" de un tal Montanelli. Todos me dicen que es nombre de yegua, será porque acaba en "a"; les digo que es un emperador romano, pero insisten, no tienen ni zorra idea. Además, es corto y tiene personalidad.

Me pasmo con Nuria. Llama para decirme que estará en Eibar el puente de la Hispanidad y que le gustaría verme algún día. Viene con un grupo de amigos, porque uno es de allí. Le he contestado que me es imposible, que en todo caso podría ir la víspera del doce por la tarde. Insiste en que me quede a dormir el martes, que hay sitio en la casa, pues es grande. Hemos quedado en que igual me acerco.

La cosa suena fatal, a comuna hippie o algo así. La verdad es que el plan me echa para atrás, no pinto nada con un grupo de "progres", donde no conozco a nadie y el de allí seguro será medio "aberchale". En todo caso saludo, paso la tarde con ellos y me vuelvo.

9 de octubre

Esto me huele fatal. Andan diciendo que el próximo reemplazo se va a incorporar a finales de mes; la verdad es que ya deberían estar aquí. Todos pensábamos, porque alguien lo soltó, que el retraso era porque este año vendrían después de la Hispanidad. Me he presentado al comandante en el bar para sacarle información, pero el tío no sabe nada, era de esperar.

La residencia es un hervidero de comentarios, el mosqueo es general entre los tenientes. Estábamos charlando en la barra sobre el asunto y Pepo va y suelta que igual nos tienen varios meses más. Que como la XXXIII no sale hasta julio, no van a dejar los CIR sin oficiales de academia hasta que lleguen ellos, que estaba cantado, que lo sabe desde siempre.

El tío, si ha querido fastidiarnos, lo ha conseguido. En el fondo a Pepo le va toda esta mierda del CIR, aquí se siente feliz.

12 de octubre

Si hay un sitio feo, ese es Eibar, un pueblo industrial sucio y oscuro sobre la ladera de un estrecho valle. Hay zonas donde las calles son tan empinadas que los vecinos tienen que calzar los coches para que no se les vayan cuesta abajo.

La gente que acompañaba a Nuria es diferente a lo que había imaginado, parecían majetes, aunque con ese tufillo progre barcelonés. Son compañeros de la autónoma, tres chicos y una chica, María no estaba. Nuria, por lo que vi, les había hablado mucho de mí; no dejo de ser una relación exótica, como el que tiene un amigo trapense. Me recibieron como alguien que acabara de aterrizar de Marte, nunca habían conocido a un militar. Pasamos la tarde deambulando y charlando de todo, mi opinión al parecer les interesaba mucho. Al final, les invité a cenar en una sidrería, no tenían un duro.

Noté a Nuria triste, aunque se esforzara en disimularlo. Sólo había que mirarle a los ojos. Hablamos a solas y me di cuenta que sigue enamorada, después de cuatro años. Cuando ingresé en la AGM me olvidé de Barcelona y también de ella, no ha habido prácticamente ningún contacto hasta hace un par de meses, cuando fui a por el coche. Sé que me podía haber quedado a dormir y aprovecharme, pero no he podido; así que me he vuelto por la noche.

14 de octubre

Ya están aquí los primeros reclutas. Al final todo eran bulos. El reemplazo ha empezado a incorporarse ayer; irán apareciendo en tandas hasta el lunes, día en que llegarán los canarios, lo habitual. La faena es que iremos apretados con el programa de instrucción, hemos perdido casi una semana.

El cabo R anda de aquí para allá distribuyendo ropa y enseres a los recién llegados, este es su momento estrella. Lo refuerzo con cuatro auxiliares que se someten a sus órdenes con total entrega. El cabo R es un líder nato, sería un gran oficial.

Me he enterado que en "Farnesio" hay cuadras en el cuartel, todavía conservan algunos caballos. No las vi cuando fuimos de visita con la academia; sí recuerdo el picadero cubierto. Lo malo es que está rodeado de ciudad y el campo queda lejos.

Vacunación en un CIR. Año 1977
Vacunación en un CIR. Año 1977

16 de octubre

Ni Fito ni yo estábamos al tanto. Pepo nos ha contado (tiene información a través de sus redes en la promoción de Infantería) que Felipón ha pasado tribunal en el "Gómez Ulla" de Madrid y que le han dado baja permanente para el servicio de armas. Al parecer ha quedado cojo, con una pierna más corta que otra. Eso supone pasar al cuerpo de mutilados, que era la hipótesis más peligrosa. También dice que la boda sigue adelante pero mucho más reducida; no es un novio que pueda lucirse, será en Burgos. A mí no me ha llegado nada, supongo que ya no estoy invitado en esta nueva versión petit comité.

Hoy sale en todos los periódicos lo de la ley de amnistía. Dicen que van a mandar a los CIR un montón de gente de la cárcel que no ha cumplido la mili; los mayores de treinta y cinco sólo tendrán que hacer el campamento.

18 de octubre

Ya es oficial, nos vamos para Todos los Santos; o sea, que nos quedan un par de semanas aquí. Siempre pasa en el Ejército, las cosas parece que no avanzan y de repente todo se precipita. Al comandante "búscate la vida y no me jodas" se le acabó el chollo, se encuentra con que se le va el único teniente de la activa y para colmo se le viene una panda de presidiarios. Ahora se tendrá que arreglar con un capitán (oficinista) y los cuatro "imecos" para todo el batallón. Yo sólo sé que esta ya no es mi guerra.

En el ejercicio de tiro de la compañía he aprovechado para poner en práctica los consejos del sargento para disparar de pie. La cosa es más complicada de lo que parece. Estas son las notas: las piernas ligeramente flexionadas, izquierda delante, separadas un metro más o menos. Tienes que hacer presa con el portafusil totalmente estirado, metiendo el brazo izquierdo entre el fusil y la correa y enrollándola para que el arma, con tu brazo, hagan bloque. Después, haciendo un poco de contorsionismo, hay que apoyar el codo sobre la cadera izquierda y sujetar el arma con los dedos estirados; mejor llevar un guante de lana. Así consigues tres puntos de apoyo. La posición es incómoda de narices, hasta que te acostumbras, pero el resultado es alucinante. A doscientos metros he conseguido meter dos de diez en el círculo negro, uno era un seis. Hace un mes no le hubiera pegado ni a un camión.

20 de octubre

Me tengo que poner las pilas con el transporte del caballo a Valladolid. Ya he pedido pasaporte para "Galba" y ahora necesito un ordenanza para que se ocupe de él durante el viaje y lo entregue en destino. Como tengo que hacerlo por el conducto ordinario, he preferido decírselo al comandante en persona que, como imaginaba, se ha puesto como una hidra. Que qué caprichos son esos, que esas prebendas deberían estar prohibidas, que los de Caballería seguimos en el siglo XIX y que no puede prescindir de ningún veterano. Le he comunicado que mandaré un escrito a la Plana Mayor con mi solicitud, que es absolutamente reglamentario.

He disfrutado con el cabreo, para qué voy a negarlo.

22 de octubre

Me han llegado treinta amnistiados a la compañía. Son presos comunes y alguno de ETA. Me falta de todo; hoy duermen con el jergón en el suelo porque las literas de Intendencia no llegan hasta mañana. Con el comandante no puedo contar, anda como pollo descabezado, creo que le va a dar algo.

Esta tarde me manda llamar; yo pensaba que sería por el tema del ordenanza, pero se trataba de otra cosa muy distinta. Con él estaba un capitán de la S-2 que me enseña una ficha policial de uno de los incorporados; se trata del recluta P, un tipo de unos cuarenta años extraditado de Bélgica, alias "El Bruno". Al parecer un dirigente de los "polimilis", sin delitos de sangre, pero clasificado como muy peligroso. Me dice el capitán que lo tenga muy controlado. No sé que piensan que pueda hacer con él ¿Atarlo a la cama?

Al llegar a la compañía aviso al furriel para que me lo traiga al despacho. Me ha sorprendido su aspecto; es un hombre muy delgado y moreno de piel, con una voz cavernosa como de alcohólico. Ya me había fijado en él cuando se presentaron ayer por la mañana, pero lo tomé por el típico traficante de poca monta. Es listo, ha estado toda la entrevista en posición de firmes, correcto, con el mi teniente en la boca a cada contestación. Le digo que no quiero problemas durante el tiempo que esté a mi mando (me he sorprendido hablando como el comandante), dice que no me preocupe, que lo único que quiere es pasar el campamento y volverse a su casa.

24 de octubre

Los días corren y sigo sin ordenanza. Al parecer mi solicitud ha pasado del CIR al Gobierno Militar, para que lo designe. Esto puede tardar semanas. Desesperado, me he acercado al grupo para hablar con su comandante, que acaba de aterrizar. Por suerte se trata de uno recién ascendido que ha venido forzoso de la Escuela de Equitación. Hemos hablado de caballos, naturalmente, y me ha animado a hacer el curso de equitación en cuanto pueda. Se ha traído un par de caballos de concurso, los tiene en las cuadras de la batería de montaña; allí los mueve de vez en cuando, todo en precario. Se ha comprometido a ayudarme, propondrá algún soldado de su unidad para el trabajo. Le he hablado de un tal Matías, que ya tiene experiencia. Espero que resulte.

27 de octubre

Estamos repitiendo los ejercicios de tiro con los treinta recién llegados. Hoy he subido con ellos para hacer algunos disparos con mi fusil. La línea la mandaba el alférez. Me ha llamado la atención la destreza de "El Bruno", el manejo del arma que tiene, la manera de encarar y sobre todo la puntería del tío. Se le veía disfrutar. He revisado su cartilla de tirador y la puntuación es la de un profesional. Sí que es peligroso el etarra.

29 de octubre

Tomo café a media tarde en casa de los padres de Pituca, para despedirme. Quería hacerles un regalo especial y he pensado que debía ser algo que tuviera valor para mí, no comprado. Recordé que les había encantado la vitola de la fusta que estrené en el concurso. Es de la promoción, grabada en plata, con el emblema del Arma en un ovalo esmaltado en azul, orfebrería fina del trompeta. Creo que les ha gustado.

Le he cogido apego a esta familia y creo que es mutuo. La madre se ha deshecho en atenciones conmigo, con esa elegancia y esa naturalidad que tanto me gustan. Si ella fuera veinte años más joven me habría enamorado de esta mujer.

30 de octubre

He bajado montado desde Otazu a la estación. Me esperaba Matías, con su petate y su jergón, en el muelle de embarque, junto al "Jota". Ya había metido los sacos de pienso y esparcido un par de pacas de paja en el piso. "Galba" ha entrado como un corderito en el vagón. Va sin manta de caballo, imposible comprarla, pero me he apañado con una cuartelera de las viejas que me ha proporcionado el cabo R, a la que había añadido unas correas para sujetarla; es un tío fenómeno, lo echaré de menos. A Matías le he dado las últimas instrucciones y dinero para el viaje.

Mañana cojo carretera para Valladolid. Todo será distinto, caras nuevas, sitios nuevos, nuevo trabajo. Tengo ganas y a la vez miedo. No sé cómo me irán las cosas. Pero me voy contento, llevo un buen caballo y allí tengo el pinar.

Ultima Jura de Bandera CIR 11. 22 DIC 1986
Ultima Jura de Bandera CIR 11. 22 DIC 1986