Dos arquitectos militares para la nueva Academia de Caballería

07.12.2023

Por el coronel (R) Luis Madrigal García

Fachada principal de la antigua Academia de Caballería (Octógono). Circa 1900
Fachada principal de la antigua Academia de Caballería (Octógono). Circa 1900

Estado en que quedó el Octógono tras el incendio del 26 de octubre de 1915
Estado en que quedó el Octógono tras el incendio del 26 de octubre de 1915

En la madrugada del día 26 de octubre de 1915, un incendio fortuito destruyó casi por completo el edificio conocido como "el Octógono"; desde 1852 albergaba la Academia de Caballería y durante 63 años había sido el centro de enseñanza de la oficialidad del Arma de Caballería, del cual habían salido 2.768 oficiales.

El impacto que causó el siniestro en la ciudad de Valladolid fue enorme y se reflejó en la importancia que dio al mismo la prensa de la capital y periódicos de ámbito nacional; durante varios días dedicaron amplios reportajes, así como a la reacción de las gentes e instituciones públicas y civiles de la ciudad que se pusieron a disposición total de este centro de enseñanza; especialmente representados por su ayuntamiento, que ofreció todo tipo de soluciones, a corto y medio plazo, para que la Academia permaneciera en Valladolid.

En fechas inmediatamente posteriores al desgraciado acontecimiento, 20 de noviembre, se constituyó una junta compuesta por representantes del ministerio de la Guerra y del Ayuntamiento de Valladolid a fin de dar solución al problema causado por la destrucción del Octógono.

Alumnos y personal civil intentando poner a salvo objetos de la biblioteca del Octógono en la mañana del 26 de octubre de 1915
Alumnos y personal civil intentando poner a salvo objetos de la biblioteca del Octógono en la mañana del 26 de octubre de 1915

El 19 de febrero de 1916, tuvo lugar la segunda de las reuniones de la citada junta, en la que se trató de la elección de los terrenos donde se debería ubicar la nueva academia. Durante el desarrollo de ésta, uno de los ponentes, el representante del ayuntamiento, Pinilla, comunicó que el alcalde de Valladolid, Stampa, había hecho un viaje a Madrid para entrevistarse con el ministro de la Guerra, teniente general Luque, el cual le prometió:

Nombrar un capitán de Ingenieros agregado a la Comandancia de Valladolid, para que hiciese el proyecto del nuevo edificio, y se trasladara a esta población con el fin de elegir el terreno donde se iba a levantar.

No deja de extrañar tal promesa, ya que, si acudimos al Anuario Militar de 1916, cuyos datos reflejan la situación de los componentes del Ejército tomados el 20 de enero de ese mismo año, se puede comprobar que la Comandancia de Ingenieros de la plaza de Valladolid estaba compuesta por un coronel, Maldonado Carrión, un teniente coronel, Del Valle Pérez, y el capitán Vidal y Planas. Es decir, disponía de personal especializado en el tema de construcción.

¿Qué motivos puede tener el ministro para hacer tal promesa? El edificio a construir tenía que ser modelo de centro de enseñanza, con todos los adelantos de la época para este tipo de centros y había recibido el impulso real (el Rey Alfonso XIII presidió la jura de fidelidad al Estandarte de la promoción ingresada ese año, que tuvo lugar el 17 de octubre); por tanto, debería ser una obra de importancia acorde con su función y con la ciudad donde se ubicaba. En el ejercicio de sus atribuciones como ministro, designó, según su entender, a la persona que mejor podía reflejar la magnificencia de la obra a realizar; esta misión recayó en el capitán de Ingenieros José de la Gándara Cividanes, que estaba destinado en la Comandancia de Ingenieros de Vigo; se puede confirmar esta situación según lo escrito en su hoja de servicios, en la que se afirma que el día 15 de febrero de 1916 salió en comisión de servicio indemnizable por R.O. manuscrita de 28 de enero hacia la plaza de Madrid a fin de redactar el proyecto de un edificio de nueva planta para la Academia de Caballería.

¿Quién era este oficial que recibía una misión de tal importancia? Efectivamente, el capitán de la Gándara en aquellos años ya era un experto y afamado arquitecto, no solo en del ámbito militar sino también del civil. De la lectura de su hoja de servicios, se deduce que, durante su permanencia en la plaza de Melilla (1909-1914), redactó y dirigió múltiples proyectos de obras importantes tanto civiles como militares, ya que era además Ingeniero de la Junta de Arbitrios de Melilla, antecedente de la Junta Municipal. Es decir, tenía un magnífico currículum profesional, motivo suficiente para ser elegido por el ministro como redactor del proyecto mencionado.

José de la Gándara. Plan de Urbanización de Melilla 1910
José de la Gándara. Plan de Urbanización de Melilla 1910

Entre las obras proyectadas de carácter militar durante su estancia en la Comandancia de Ingenieros de Melilla, según la hoja de servicios del mencionado oficial, se encuentran: el montaje de cuatro destiladoras de agua, la construcción de dos puentes y de un cuartel para 1.000 hombres en El Fondak, la instalación del Estado Mayor y del Gobierno Militar, el proyecto y dirección de las obras del monumento a las víctimas de la campaña de 1909, etc. Como Ingeniero de la Junta de Arbitrios, se pueden citar: el proyecto del ensanche de Melilla, alcantarillado y pavimentación de varias calles, trazado de los barrios Real, Tesorillo e Industrial, ampliación del cementerio, urbanización de la plaza de España, construcción de una mezquita y otras muchas que sería prolijo señalar.

Es razonable pensar que, dada la magnitud de la obra a realizar y la demostrada experiencia profesional como arquitecto, tanto en construcción militar como en civil, el ministro lo escogiera para la redacción del proyecto del nuevo edificio de la academia; era la persona adecuada según su criterio y, como ya se ha mencionado, esta misión recayó en el capitán de Ingenieros José de la Gándara Cividanes.

El día 22 de enero de 1916, viajó a Madrid y Valladolid en comisión indemnizable de servicio a fin de presentarse en el ministerio de la Guerra para recibir órdenes respecto al trabajo encomendado. El día 15 de febrero comenzó la redacción del proyecto, según lo ordenaba la R.O. manuscrita de fecha 28 de enero de 1916.

Entregó el proyecto de la nueva Academia de Caballería en el mes de febrero de 1918, cesando en la comisión de servicio. Llegados a este punto, se puede preguntar ¿Por qué no continuó De la Gándara con su obra? ¿Qué circunstancias se dieron para su relevo, siendo su nombramiento una orden del ministro? El motivo que cuenta con más probabilidades de verosimilitud es que De la Gándara redactó un proyecto que no contó en su totalidad con la aprobación de sus superiores de la Comandancia de Ingenieros de Valladolid, a la que estaba agregado y que debían dar su aprobación.

Y tal afirmación está respaldada por los comentarios que hizo el coronel comandante de la Comandancia de Ingenieros de Valladolid en un Informe relativo al proyecto de la Academia de Caballería, de fecha 21 de agosto de 1918, firmado por el entonces coronel Maldonado. En este extenso informe, pues consta de 31 páginas, el coronel expuso sus razones, tanto a favor como en contra, sobre aspectos técnicos del mencionado proyecto. En la página 4 dice:

Que contrasta y resalta, a la simple inspección de los citados documentos, el detenimiento e innegable acierto con que se ha estudiado lo concerniente a la composición, organización, distribución y alzado de los diversos edificios que constituyen la Academia proyectada, con la ligereza, vaguedad e indeterminación con que en cambio y por regla general se tratan todos los demás asuntos que deben también integrar dicho proyecto.

Añade el mencionado coronel que:

los planos son muchos y detallados, están artística y lujosamente dibujados y presentados, pero en los demás documentos; Memoria descriptiva, pliego de condiciones facultativas y presupuesto se notan sensibles omisiones y deficiencias que deploramos muy sinceramente tener que indicar.

Y así fue desgranando los variados defectos y también aciertos en la redacción del proyecto. Criticó el presupuesto presentado (5.358096,26 pts.), pues, según dice, doblaba lo presupuestado en 16 de mayo de 1916 por la Comandancia de Ingenieros. También enumeró la cantidad de obras no presupuestadas ni proyectadas que debían ejecutarse, 11 en total y de diversa importancia.

Más adelante, puso de manifiesto que la documentación tenía fallos e incumplía preceptos reglamentarios; para suavizar las críticas, añadiría que los defectos o fallos tenían su explicación ya que el autor:

...es un artista sobre todo y ante todo, cuya reconocida y bien cimentada competencia como tal, así como los méritos y prestigios que se ha conquistado no sería discreto ni justo regatear.

Por R.O. de 19 de octubre de 1918 fue aprobado dicho proyecto, pero:

ordenando al propio tiempo se hiciesen en el mismo algunas modificaciones, con arreglo a lo indicado en su informe por el ingeniero comandante de Valladolid y a instrucciones que se darían por el ministerio de la Guerra.

Proyecto de instalación de la Academia de Caballería con todas sus dependencias, en edificio de nueva planta. Fachada principal a la plaza Zorrilla y a la calle San Ildefonso
Proyecto de instalación de la Academia de Caballería con todas sus dependencias, en edificio de nueva planta. Fachada principal a la plaza Zorrilla y a la calle San Ildefonso

De lo expuesto, se puede afirmar que el proyecto inicial del edificio para la nueva Academia de Caballería era obra del Capitán de la Gándara y, por tanto, deducir que la deficiente, en algunos aspectos, redacción de este proyecto fue el motivo por lo que el encargo de construcción pasó al capitán de Ingenieros Adolfo Pierrad Pérez; estaba destinado en la Comandancia de Ingenieros de Valladolid desde mayo de 1917 y se hizo cargo del proyecto por orden de fecha 28 de marzo de 1919, según se desprende de la lectura del documento denominado: 1º Proyecto parcial para la construcción de la nueva Academia de Caballería- Edificio del internado. Este proyecto se aprobó el 14 de julio de 1920.

La tarea a la que se iba a enfrentar el capitán Pierrad no era menor, ya que debía adaptar el primer proyecto de De la Gándara a lo que había ordenado el ministerio, según se ha mencionado en párrafos anteriores y, por otra parte, el proyecto inicial debía subdividirse en tres proyectos parciales, ya que la urgencia en el comienzo de las obras era acuciante, pues, para cumplir los objetivos del ministerio, era necesario expropiar propiedades particulares, con el seguro retraso en el tiempo que conllevaba y que no se podía aceptar.

Esta subdivisión del proyecto inicial en tres proyectos parciales se hizo atendiendo también a la priorización de los mismos para proporcionar a la academia de aquellos servicios que estaban peor dotados y que son:

1.º: el ya mencionado de construcción del internado, donde se puso la 1ª piedra el día 4 de mayo de 1921; acto que presidieron los Reyes, acompañados de las altas autoridades nacionales y locales y que se puede considerar como fecha clave del inicio de las obras de la nueva academia.

Imagen de la construcción del Internado. Vista interior desde la tercera plantao
Imagen de la construcción del Internado. Vista interior desde la tercera plantao

2.º: construcción del cuartel de tropa, cuadras y servicios del ganado.

Edificio para el Internado. Estado de las obras el 31 de diciembre de 1921. Vista desde la calle San Ildefonso
Edificio para el Internado. Estado de las obras el 31 de diciembre de 1921. Vista desde la calle San Ildefonso

3º: nuevo picadero y edificio para clases y dependencias generales.

Con posterioridad, se varió el orden de prioridad, quedando como 2.º la construcción del edificio de clases y dependencias generales, abandonándose la construcción del picadero y, como 3.º, la construcción del edificio para ordenanzas (pabellón de tropa), cuadras y servicios del ganado.

De lo expuesto hasta ahora, se puede afirmar que fueron dos capitanes de Ingenieros, De la Gándara y Pierrad, los que proyectaron la Academia de Caballería y que, si hubiera faltado el trabajo de cualquiera de los dos, hoy no disfrutaríamos del magnífico y señorial edificio que es signo distintivo de la ciudad de Valladolid.

Fachada actual de la Academia de Caballería. Año 2013. Fotografía López-Brea
Fachada actual de la Academia de Caballería. Año 2013. Fotografía López-Brea